San Valentín 🌷

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Abrí mis ojos lentamente al sentir los rayos del sol impactar en mi rostro, estaba acostumbrada a despertar por estas horas en la mañana gracias al sol, pero no me molestaba, ya que me daba el tiempo suficiente de prepara el desayuno.

Frente a mi tenía su gran espalda desnuda y tan blanca como suele ser, a cualquiera engañaria pensando que es un ser delicado, pero su personalidad era tan contraria a lo que demostraba. Acerque mi mano acariciando su piel con delicadeza mientras admiraba cada parte de él, amaba esta rutina diaria que teníamos.

Todas las mañanas despertamos al otro con caricias, otras veces con sorpresas o el desayuno servido.

Me levante de la cama con cuidado para no despertarlo enseguida, me encontraba en ropa interior sintiendo la cálida y a la vez fría mañana.

Camine hasta la cocina con mis pies descalzos para preparar unas tostadas, siempre las comía para luego salir a trabajar, por lo que aveces llevaba dinero para la hora de almuerzo. Coloque dos tapas de pan en la tostadora con la cocina ya prendida, las dejaría así un rato mientras preparaba el café americano que tanto le gustaba.

Nosotros no éramos esa pareja que sólo uno aportaba en la relación, nos turnabamos con entusiasmo el cuando decíamos consentir al otro, pero no por orden del otro, si no porque nos nacía hacerlo.

Mientras esperaba que el café estuviese listo, coloque mantequilla en las tostadas para que se derritiera en el pan.

Sentí unas manos pasar por mi cintura tomándome por sorpresa, pero ya sabía quién era, conocía todo de él gracias a estos doce años que vivimos juntos.

-Buenos días preciosa.

-¿Como dormiste?

-Bien, como siempre a tú lado.

Aprendimos muchas cosas del otro, aún recuerdo la ves que me pidió ser su novia, justo en el día de mi cumpleaños, así que tenia regalo doble ese bello día.

Sus labios recorrieron mi cuello con bellas caricias, como si yo fuera una obra de arte muy delicada e importante. El me hacia sentir amada y yo le ayude a sentirse amado, era un trabajo mutuo que teníamos desde que nos conocimos, al menos un tiempo después de ello.

-¿Puedes colocar la mesa?

-Está bien.

En lo que él se iba, saque las tostadas colocandolas en un plato plano para luego dejarlas a un lado de dos tazas sin café. Retire el café de la máquina sirviéndolo en ambas tazas, aunque en una la serví hasta la mitad para colocarle un poco de leche.

-Le di de comer a los animales.

-Gracias cariño.

Lleve las cosas a la mesa con total cuidado de no derramar el café al suelo, Haruchiyo ya estaba sentado en la silla acomodando unas cosas. Me senté frente a él ya lista para comer, me sentía feliz como en todas las mañanas, ver a este ser todas las mañanas era un regalo que me había dado la vida.

-¿Hoy trabajas?

-Si.. Odio tener que hacerlo hoy, pero te lo recompensare.

-No te preocupes, lo que basta es que estés en la noche.

-¿Tienes planes?

-No, pero así puedo verte otro rato más antes de que termine San Valentín.

El acerco su mano acariciando mi largo cabello rojo, el cual llegaba hasta mis codos con unas leves ondas en las puntas. El siempre había alargado mi cabello y era una de las cosas que más le gustaba de mi, al igual que yo con sus hermosos ojos azules.

Superar || Sanzu HaruchiyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora