Capitulo 5: "Un dios generoso"

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Después de los primeros... Matar al resto no causo nada en mí. El caballero de la muerte masacró lo que probablemente habrá sido una cantidad aún mayor a las pérdidas que el pueblo sufrió.

Uno tras otro, cayeron como moscas... Y no sentí asco, ni lástima, ni pena.

Y es extraño, pero... Podría decir que...

Lo estaba disfrutando.

Se sentía bien el ver a esos malditos cobardes orinarse de miedo y mirar con ojos desesperanzados cómo sus vidas estaban a punto de ser tomadas.

Cómo un humano acabando con un nido de hormigas.

Al usar la habilidad de "[Control de Memoria]", fui capaz de descubrir quienes eran. Detrás de esa armadura, no había nada mas que asesinos bajo las órdenes de un monstruo.

Un alma devota y corrupta, que no hace más que obedecer a monstruos mucho peores. Destruyendo vidas bajo la excusa del mandato de los dioses y la bendición de los ángeles.

Una estupidez.

Lo único que buscan es el control y el beneficio propio, utilizando cualquier medio que este a su alcance para poder conseguirlo. Ni siquiera tenían que ensuciarse las manos, ya tenían peones que lo iban a hacer por ellos.

Las personas de poder no eran muy distintas aquí a como lo eran en su hogar. Por supuesto, no todas eran así, pero era muy difícil hallar a un líder que no fuera corrupto ni despiadado con su gente.

Y pobres almas las que siguen a estos crueles lideres sin cuestionar sus ordenes. Es obvio que son tan retorcidas y oscuras como su superior, pero carecen de la inteligencia o capacidad para dirigir de forma estratégica al resto, lo que los obliga a ser simples piezas en el tablero de juego de los poderosos.

_"Señor Momonga" - Perdido en sus pensamientos, se vio interrumpido por la suave voz que lo llevaba acompañando fielmente desde su llegada al nuevo mundo.

_"Si, Albedo?" - Momonga había acabado de resucitar a los campesinos que habían muerto en los alrededores de la aldea durante el ataque de los soldados. Había usado varias varitas de resurrección, pero no importaba. Aún tenía una gran cantidad de ellas.

Eventualmente encontraría la forma de resucitar a las personas sin necesidad de objetos mágicos.

_"Hay una... Familia, que desea verlo lo antes posible" -

_"Imagino que es algo urgente" -

_"Asi es. No tiene que aceptar, por supuesto, pero la decisión sobre si atenderá personalmente este caso le corresponde solo a usted" - Albedo agacho levemente la cabeza, esperando su respuesta.

Momonga poso su mano sobre su barbilla, pareciendo meditar que hacer a continuación. Y luego de breves instantes, respondio.

_"Llévame con ellos. Esto debe ser importante" -

_"A sus ordenes" - Albedo realizo un asentimiento, y luego se dio la vuelta, para caminar en dirección hacia una de las casas que se hallaba en el centro de la aldea de Carne. Momonga la siguió por detrás, observando con una expresión estoica sus alrededores.

_"(Tal y como un pueblo cualquiera en un mundo de fantasía. Rudimentario, pequeño, y no muy bien protegido...)" - Momonga miro a las familias fuera de sus casas. Los niños, al igual que los padres y los abuelos, lloraban de alivio y felicidad mientras abrazaban con fuerza a los seres queridos que habían fallecido rato atrás, y por "un milagro de los dioses", regresaron a la vida. Otras familias afortunadamente no habían tenido que experimentar una perdida, por lo que simplemente agradecieron el salir ilesos de la situación.

Overlord: "El Supremo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora