"Cielo rosa claro. Arriba en el techo
El sol va bajando sin toque de queda
20 preguntas. Nos decimos la verdad.
Has estado estresado últimamente.
Algo te dió el valor de tocar mi mano.
Es lindo tener un amigo..."
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SOFÍA
Los amigos de Pedro me recibieron como no esperaba. Fueron muy amables y graciosos. Tengo que admitir que fui muy fangirl cuando Pedro me presentó a una de sus mejores amigas, Sarah Paulson. Esque había visto American Horror Story y otras series más en las que salía ella y verla me causó mucha impresión.
Al principio, estábamos casi todos juntos. Entre la musica y la conversación el tiempo se me pasó volando y de pronto yo estaba en un rincón conversando con Sarah y la hermana de Pedro, Javiera.
Pedro estaba al otro lado, con Oscar, su mujer y Jannin. Aunque estaba pendiente de mi conversación con Sarah y Javiera, mis ojos se iban disimuladamente hacia Jannin y la forma en que le hablaba y se reía con Pedro. Y mi tensión y mis celos aumentaban cada vez más.
Javiera fue a buscar más vino el que por supuesto después de tomarnos una copa entre las tres ya se me había subido a la cabeza. Así que mientras ella se iba por otra, yo bebía lo último que me quedaba en la copa con la mirada fija en esa mujer y en una de sus manos sobre el ante brazo de Pedro.
Cuándo me volví a Sarah, ella parecía haberme estado analizando en silencio. Frunció los labios y me apuntó con un dedo inquieto y juguetón.
—No tienes que preocuparte — Dijo refiriéndose a ella.
—¿Hace cuanto que no están juntos?
—Un año, más o menos. Pero eso no terminó bien, nena.
—Y sin embargo parecen ser muy amigos — hice girar la copa en mis manos.
—Pedro no es alguien rencoroso. Tiene un buen corazón, uno muy hermoso. Tú estás aquí, casi ni duerme, por ti — ella se bebió lo último de su copa y se limpió los labios —Nena ¿Sabes cuantas veces me llamó por la noche? Sarah, no puedo dormir. Sarah, es que no sé que me pasa. Sarah ¿Tu crees que estoy haciendo lo correcto? Sarah, Sofía aquí, Sofía por allá.
Inevitablemente me reí. Javiera volvió con la botella. Al abrirla saltó un poco de vino al suelo y a su ropa. Ante el escándalo, los demás se acercaron riendo.
—Mierda — me levanté algo mareada — yo traigo algo para que te limpies.
—Bueno — Javiera se reía avergonzada. Al pasar Pedro me guiñó un ojo y me agarró del brazo.
—¿Estás bien?
Asentí, dándole un beso en la mejilla y me alejé hacia la casa. Fue fácil encontrar la cocina, había papel para limpiar sobre la mesa. Cogí varias vueltas de papel en mi mano y cuándo me volví me topé con la sombra de Jannin. Mirándome como si me fuera a aniquilar.
Traté de pasar de ella, pero me acorraló contra la isla de la cocina.
—No eres más que diversión para él — murmuró cruzada de brazos — quiero que lo sepas.
