24.- La calentura no es por el virus 1/2

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Corrí de forma humana hasta las gradas, donde siempre me iba a sentar en el almuerzo. Mi respiración no estaba agitada, mi corazón no latía a un ritmo descomunal, no sé si todavía mi corazón estuviera funcionando, más bien, no sabía si todo dentro de mi aun siguiera funcionando.

Me sentía confusa, como si esto no fuera lo que debería de hacer, mi cuerpo se sentía raro. Lo que una vez fue mi salvación, ahora se sentía como si todo se acabara.

Podía sentir adentro de mí que algo se aferraba por sacar el lado vampiro de que ya hacía en mí. Como si estuviera enferma y mi organismo llevara a los anticuerpos a sacar la infección.

Me gustaba ser vampiro, me gustaba como se sentía ese poder dentro de mí, como me hacía sentir; pero algo dentro de mí me impedía gozarlo por completo.

Sentí una descarga eléctrica, la conocía.

Volteé a ver y era Raymond; con una cara preocupada y glacial. Me miraba desde arriba, ya que yo estaba sentada. No se movió, no dijo nada, solo me vio con esa mirada preocupada. Cuanto deseaba que nunca dejara de mirarme así.

El viento me trajo aún más su olor, perforando mis fosas nasales como una aguja en una prenda. Lo absorbí, me encantaba ese aroma. A él.

-¿Qué pasa?- Preguntó él sentándose a un lado de mí. Sus movimientos eran calculados, tal cazador en busca de un león.

Lo mire hacer sus movimientos. Otra vez sentía esa extraña sensación de querer salir corriendo a la dirección contraria de él. Pero aún me quedaría con él,  a pesar de todas las indicaciones de hacer lo opuesto.

-¿Por qué siento como si esto fuera una enfermedad?- Susurre.

Él me miro con el ceño fruncido. Sus ojos estaban impresos de duda.

- Es por que estas recién iniciada. En esta etapa necesitarás alimentarte bien. Pero debes controlar tu sed de sangre. En ocasiones es inevitable; si tienes la necesidad de comerte a tu perro, solo hazlo.-  Me dijo sin una pizca de gracia, levantó los hombros con indiferencia y me miro largo.

Abrí los ojos de par en par.

 Este tipo está loco.

No negué eso. Pero en ese momento sentía que él no lo decía de broma.

-Bueno.-Le dije.- Si me descontrolo, te lo diré.-Reí y él también.

-Frederick me dijo que tu entrenamiento comenzó hoy. ¿Cierto?

-Sí. A decir verdad, eso de las artes marciales nunca fue lo mío, pero ahora no lo llevo tan mal.-Me excuse.

Él sonrió sin dientes, me miraba, intenso y profundo. Su mirada se pasaba de mis labios a mis ojos, pero se mantenían por más tiempo en mi boca.

Como en un libro dijeron  ¨ ¡A la mierda el papeleo!" pero esta vez será ¨ ¡A la mierda las reglas escolares!".

Lo tome por el cuello y lo acerque a mí con brusquedad. No aguantaba que él no tomara la iniciativa, y estos sentimientos intensificados, no me dejaban.

Lo besé duro. Caliente y desesperado. Él gruño cuando mi lengua se introdujo en su boca. Me encantaba besarlo. Él me tenía agarrada por el pelo, en un puño en mi cabeza, y la otra mano en mi cintura, estábamos sentados pero aun así se nos fue fácil acoplarnos, claro que, cuando eres una criatura no-viviente tienes algunos beneficios.

Su lengua se apretó aún más en las profundidades de mi boca, yo no me quede atrás. Gracias al cielo que nadie pasaba por ahí, si no ya estuviera suspendida y él despedido. Pero claro, los dos somos adultos –él por mucho tiempo inmortal-, nadie podría decir que es delito, solo queda lo de ser su alumna, lo bueno que el próximo año no me va a tocar con él.

Después de lo que pareció horas, nos separamos. No había respiraciones agitadas, solo lujuria, pura y magnifica lujuria.

Nos miramos y sonreímos. Como si hubiéramos hecho una broma graciosa de una persona y esta nos estuviera viendo.

-¡Vaya! Espero que eso no te lo haya enseñado Frederick, si es así primero lo felicitare y luego lo matare.-Primero sonrió, y luego su mirada se oscureció.

¿Habrá sido porque piensa que me bese con Frederick o que aprendí a besar con él?

¡Es lo mismo estúpida!

Me alarme, decidí aclararle antes de que  cometiera algo malo.

-Bueno, si quieres asesinar a alguien por mi nueva y mejorada habilidad besadora...- Lo apunte picándole un hombro.- Debería de ser a ti mismo.- Le alce una ceja.

Él rió bajo. Me tomo por la nuca y me acerco a él, dándome un pequeño beso en los labios.

Reí como una niña pequeña, parecía tonta, pero me encantaba.

Posó una mano en su pecho, como lastimado. -Me amo demasiado como para matarme a mí mismo. Además tengo un gran imperio que dirigir. Y mi agenda está bastante ocupada como para que yo decida tomarme unas vacaciones del otro lado del corral.- Alzó los hombros con indolencia.

Sonreí por su osadía. -¿Sabes? En ocasiones me gustaría golpearte con algo en la cara por tu indiferencia y descaros.- Le agite un dedo en su dirección amenazándolo. Pensé que se enojaría con eso, pero solo negó con la cabeza y sonrió.

-Por lo de la práctica besatoria, no hemos tenido mucho tiempo para practicar...-Me ataco con un beso largo y lengua integrada.-Pero estoy dispuesto a sacrificar un poco de tiempo en mi agenda para darte unas lecciones.- Me dijo sin apartarse de mí, tenía su frente apoyada en la mía y solo miraba a mis labios.

-Deberíamos irnos a clase.-Le dije apartándome unos centímetros de él.- Tenemos clase. Lo recuerdas. ¿No?-Le alcé una ceja.

Sonreímos, nos dimos un último beso intenso y nos paramos. 

La chica de los ojos ámbar: Pacto híbrido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora