15.- Vampiro desaparecido, Llamar al...

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¡BUENOS DIAS SAN FRANCISCO! Ya son las siente treinta. Veintiséis  de marzo, casi mediados de semana. Tenemos veinticinco grados. Con algo de viento. ¡Así que saquen los abrigos, hoy hará frio!

¡Demonios! Creo que le subí el volumen al despertador, ya que sentía como si estuviera en mi oreja.

Me volví hacia el despertador, tratando de apagarlo con los ojos cerrados. ¡Por fin logre apagarlo! ¡Pero qué digo apagarlo!

¡Destruirlo!

Me levante muy asustada. El despertador estaba en el suelo hecho trisas. Lo  levante enseguida, dándome cuenta que tenía más fuerza de la de siempre.

Intente quitarme los lentes de contacto, pero era inútil. No los tenía puestos. ¡Ya no necesitaba usar lentes! Podía ver como si los tuviera. Mi visión había mejorado, veía hasta la más mínima cosa en el suelo, los colores eran tan vividos y claros, veía como en una película de 3D.

¿Pero cómo?

Me sentí alarmada cuando una mosca pasó a un lado de mí, y con reflejos que jamás habían estado, la mate. La vi, en mi mano, a la mosca aplastada. Usualmente habría recurrido a un insecticida o una revista, pero aun con aquellos artefactos, jamás podría haberla matado.

 A pesar de tener esos reflejos de ninja, tenía buen oído, por lo que había presenciado a la mosca; me sentía más poderosa. Más fuerte y energética.

Y el olfato no se quedaba atrás, el olor de los pasteles recién horneados de la tienda que estaba en dos cuadras me llegaba, como si estuviera en mi propia casa.

Me sentía extraña, con una vitalidad alarmante. Sentidos en alerta. Como si hubiera tomado una droga o un energizante.

Pero estaba segura de que había muerto. ¿O había sido un sueño? ¿Esto también sería un sueño?

Seguro todos estos días, incluso este, fueron un sueño, tal vez jamás conocí a Raymond y solo fue un producto de mi insegura y necesitada mente.

Sacudí la cabeza ante el desconcierto.

Me dirigí al baño para hacer mi rutina diaria, una rutina que me sabía hasta con los ojos cerrados.

Al llegar al baño para hacer mi rutina, descubrí que, estaba sin blusa, solo con sujetador lleno de sangre, shorts de la escuela y el cabello alborotado con tierra y plantas.

¡Nada había sido un sueño! ¡Todo era verdad! ¡Incluso mi nuevo yo!

¡Me había convertido!

Era por fin un vampiro. No me dolía la espalda, los raspones de mis manos y rodillas había desaparecido, solo la única marque que tenía, era la de la mordida en mi hombro. Me sentía más alta, fuerte e invencible.

Me di una ducha. Al acabar y verme en el espejo, había una Irene diferente, una Irene bonita y atractiva. Tenía atributos, mis piernas estaban marcadas y tenía musculo donde antes no había. Mis ojos se hicieron de un color más claro, no tenían la misma intensidad que antes, ya no se veían feos, eran bonitos.

En mi hombro había unas marcas de mordidas, la marca de la mordida que me había hecho Raymond.

Mi cabello ya no era una mata de cabello alborotado y sin cuerpo, ahora era largo, brillante, ondulado y peinado.

Me sentía segura, hermosa y fuerte.

Me puse un vestido morado, uno de los que mi tía me compraba, por si un día me resignaba a cambiar mi estilo masculino y desalineado. ¡Pero claro que ya lo cambiaria! Opte por dejar mi cabello suelto, ya que este tenía una apariencia fantástica.

La chica de los ojos ámbar: Pacto híbrido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora