Mis pulmones estaban agotados, mis piernas también, mi cuerpo completo en sí. Me coloqué de cluquillas con las manos en mi cara transpirada mientras trataba de ingresar aire a mi cuerpo como podía.
Edward me había hecho ejercitarme y llevar mi cuerpo al máximo como nunca lo había hecho. Necesitaba un descanso y aún no me lo daba después de horas.
-¿Te rindes tan rápido?- preguntó parado a mi lado de brazos cruzados- He visto a niños aguantar más que tú.
-Tal vez sea porque no estoy acostumbrada a esto, es demasiado- bufo entre dientes y me coloco de pie otra vez.
-Acostúmbrate, día por medio será el entrenamiento físico- camina detrás de la bolsa de boxeo y la sostiene.
《Cuatro meses más Brooklyn...cuatro más》dije dentro mío preparándome para seguir golpeando el saco. Y eso que era el primer día.
Mis puños estaban lastimados, al igual que mis antebrazos y codos. Ese maldito saco no estaba en condiciones para ser golpeado con frecuencia.
-Suficiente- dijo y me detuve inmediatamente- Has dos kilómetros en la caminadora y puedes irte a cenar.
Se alejó del saco al igual que yo. Mis manos realmente ardían, llegaban a sangrar las heridas en partes pero no mucho, no entendía como no me hizo colocarme una venda para protegerme. Pero seamos realistas, era el pelirrojo desinteresado.
Me senté en el piso antes de ir a la caminadora, y sequé mis heridas con una toalla blanca dejándola toda manchada con una mezcla de transpiración y sangre. Levanté mi mirada a Edward quien estaba estático frente al ventanal del gimnasio. Dios sabrá que pensaba, era tan misterioso. Ese día vi tres etapas totalmente diferentes en él. Una violenta, otra dominante y la que veía entonces era callada y seria. Y aún no definía como realmente era su personalidad.
Dejé de lado mis pensamientos, me puse de pie y fui a hacer lo que me ordenó, quería terminar cuanto antes e irme a dormir. Me deshice de mi campera dejándome solamente el sostén deportivo que llevaba puesto y programé la caminadora a una rutina lenta porque lo menos que quería hacer era seguir al máximo con el ejercicio. Frente a mi había un espejo que cubría de pared a pared y no pude evitar detener mi mirada en mi reflejo mientras caminaba. Unos meses no cambian a nadie, pero a mi sí. Casi ni me reconocía, ese cuerpo no era mio y mi piel era demasiado blanca. Si no fuera por mi rostro, mezcla heredada entre mi padre y madre, juraría que esa chica del otro lado no era yo, sino solo una simple extraña.
《Mis padres...》me recordó mi subconsciente y fue un golpe duro. Había pensado en mi familia durante todo el día y no podía evitarlo. La parte más difícil de enfrentar aquí iba a ser olvidarme de ellos. Y tenía que hacerlo, no había opción. Pero cómo olvidar a aquellos quienes te hicieron feliz.
Oí suspirar a Edward e inmediatamente mi mirada se dirigió a él. Seguía exactamente en la misma posición desde la última que le presté atención, sino que su cabeza se inclinaba hacia atrás y sus ojos estaban cerrados. Estaba... ¿Agobiado? ¿Cansado?...¿Triste?
-Buenas noches- dijo una voz femenina haciendo que ambos voltearámos hacia el ingreso del gimnasio. Era Ive, estaba parada allí mismo con una leve sonrisa.
-¿Ive?- preguntó Edward totalmente sorprendido y no comprendía por qué.
-Si, soy yo Ed. ¿Interrumpo?- preguntó caminando hacia mí y bajé de la caminadora.
-Creo que no- respondo mirando indecisa a Edward, aún me faltaba un kilómetro y medio para terminar, pero al parecer el seguía confundido por la aparición de la jefa.
-Vine porque me gustaría pasar un tiempo con Brooklyn. Espero que no te moleste- se encogió de hombros y el pelirrojo negó con su cabeza.
-No...no hay problema- contestó pasmado, como si estuviera viendo un fantasma.
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Protégete de mi (Ed Sheeran)
RomanceHoy en día algo muy cotidiano que vemos en el mundo son robos, inseguridad, secuestros, asesinatos, asaltos, desapariciones y muertes. Pero es tan normal en la actualidad, que por cada día que pasa, las noticias muestran a los sumo cinco casos grave...