10. El legítimo

220 23 9
                                    

-Te has despertado justo cuando estamos llegando- me anunciaba Ive cuando me despiavilé después de una larga siesta.

-Increíble, después de años vuelves a dormirte en un lugar y te despiertas mágicamente en otro- dice Edward con una sonrisa burlona y ruedo los ojos.

-No empieces Edward, recién me estoy despertando-contesto y me siento mirando por la ventanilla algo desorientada. Es como si hubiéramos vuelto al valle con sol y viñedos, pero es del otro lado de los cerros, muy cerca de la montaña. A lo lejos se ve una gran estructura de ladrillos entre medio de las viñas y un chalet acompañando la gran estructura que supuse inmediatamente que era la bodega.

No habían guardias vigilando la entrada al complejo, tampoco internos, ni ninguna actividad sospechosa que me diera a conocer que el hombre vivía allí era un legítimo oculto del gobierno. Debía ser la bodega mas hermosa que nunca había visto y estaba oculta entre las montañas sin que nadie pudiera apreciarla. El chalet era igual de bello, con ventanales de cristal y hermosos jardines verdes que le daban vida. Este si que era un buen lugar para vivir.

Un legítimo era aquella persona que le han permitido abandonar la sociedad por el bien de la misma o por el bien del interno, pero aún tiene que seguir brindando servicios a la sociedad, como alojamiento a los internos que han tenido que ser trasladados, estrategias de escapes de un país al otro, equipos nuevos de defensa y combate, entre otros. En su mayoría son personas de edad avanzada que viven separados de la civilización, pero eso no es impide no tener contacto con ellas.

Ive estacionó frente a la gran puerta principal del chalet donde había un hombre sonriente -aparentando unos cincuenta y tantos años- acompañado de un chico de unos veinte años mas o menos que parecía ser su ciervo o mayordomo.

-¡Ive, querida!- recibió con un abrazo el legítimo a mi jefa- Hace tanto que estaba esperando tu visita. Si no me fallan los cálculos la última vez que te vi fue hace ocho años.

-No exageres Dom, solo han sido siete- dice separándose un poco sin soltarle los brazos- Y sabes lo que es llevar a cabo hoy en día la organización.

-Comprendo, tus carta escritas a mano me han sido lo suficiente para tenerme al tanto de todo- dijo con la mano en el pecho y luego llevó su atención al pelirrojo- Pero que tenemos aquí, si no es más que Edward. Mi pequeño cabeza de fuego-exclama y le da un apretón de manos amigable- Aunque tengo que admitir que ya no eres para nada un pequeño, mírate lo grande y fuerte que estás. Increíble lo que hace el agua y la comida.

-En efecto-asiente- Un gusto volver a verlo Dom, ya comenzaba a preguntarme que era de su vida fuera de la organización.

-Aquí estoy, disfrutando de lo único que me queda- levantó los brazos mirando a su alrededor mientras Edward lo miraba con una sonrisa.

《  Si es lo único que le queda no quisiera saber cuanto ha tenido en su vida》

La vista del hombre sonriente finalmente se posó en mi de una forma curiosa y yo sin saber que hacer simplemente me quedé en silencio.

-Al parecer traen consigo una nueva compañera- dijo y los otros dos también miraron a mí por un instante- ¿Quién es la señorita?- preguntó confundido.

-Brooklyn, señor. Encantada- dije extendiendo mi mano para estrecharla con él.

-Brooklyn es la nueva integrante de la organización, Dom. Es la primer interna mujer- explicó Ive con orgullo y el hombre abrió los ojos sorprendido.

-En ese caso el honor es mío señorita Brooklyn, estar con la primer interna de la organización no es algo que se ve todos los días.

-Gracias- sonreí y el me devolvió el gesto.

Protégete de mi (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora