1. Nueva etapa

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Ver la luz del sol era un gran anhelo. Hacía ya tiempo que no hablaba con una persona, ni siquiera había oído mi voz en todo ese tiempo, pensaba que si hablaba conmigo misma me volvería loca. Extrañaba mi vida fuera de ese mugroso calabozo. Y pensar que de chica cada noche tenía miedo a dormir a causa de las pesadillas, pero esas pesadillas no eran tan malas comparadas con la que estaba viviendo en esos días. Me arrepentía del día en que el destino tuvo planes diferentes para mi vida y me encontraba perdida en un mismo lugar a pesar de estar encerrada. A cada momento me torturaba pensando que nunca saldría de allí y nunca volvería a ver la luz del sol.

Esa pesadilla comenzó hacía tres meses, tenía dieciocho años recién cumplidos y toda una vida por delante.

Verano, calor y playa. ¿Qué más podría haber pedido uno? Vacaciones, hora de relajarse dejando de pensar en tareas y maestros durante un largo tiempo. Con mi familia habíamos planeado esas vacaciones todo un año, queríamos escapar de la rutina, entonces viajamos mil quinientos kilómetros hasta llegar a la playa.

Bajé la ventanilla de la camioneta en movimiento y asomé la cabeza hacia afuera sintiendo la humedad abundante de ese lugar mientras mis cabellos castaños volaban con el viento. Mucha gente llegaba en esas épocas a la costa, eso convertía el primer día de vacaciones en toda una alegre fiesta. Nuestro departamento estaba justo frente a la playa con capacidad para diez personas, ya que habíamos ido con algunos tíos y primos hermanos. Carrie era la prima con la que me llevaba más bien, era casi como una hermana o una mejor amiga porque teníamos la misma edad. Mi familia estaba compuesta por mis padres y una hermana menor, la familia de mi prima por sus padres, tres hermanos mayores masculinos y mi ella como única mujer.

Apenas terminamos de desempatar con Carrie bajamos para dirigirnos al centro y recorrer el lugar, aunque ya lo conociéramos de memoria porque de chicas veníamos aquí, era una satisfacción recorrer todas las tiendas de vuelta. Pero ese año se suponía que iba a ser diferente, ambas habíamos cumplido la mayoría de edad y significaba que podíamos ingresar a las fiestas de mayores sin necesidad de un documento falso.

-¿Te has dado cuenta la cantidad de chicos lindos que hay Brook?- preguntó Carrie sorprendida mientras veía a un grupo de muchachos sin camiseta bajando maletas de un jeep blanco.

-Este lugar siempre está plagado de chicos y chicas jóvenes, es la ciudad de la juventud- dije mirando como estaba coqueteando con la mirada.

Eso era un hecho. Desde siempre ese lugar fue joda día y noche. A papá le costó trabajo aceptar volver allí desde la última vez que habíamos ido ya que odiaba a los adolescentes fiesteros, pero insistí tanto que finalmente pudimos disfrutar una año más de ese lugar. Tenía dieciocho, tenía que aprovecharlos de buena manera y no había mejor forma que ir allí.

Conseguimos cinco pases para una fiesta esa misma noche de sábado para nosotras y los hermanos de Car. Estábamos tan ansiosos que en cuanto se hizo de noche, levantamos la sombrilla y nos vestimos para la ocasión.

-Brook...- me llamó papá para que fuera a la cocina justo cuando estábamos saliendo- Ven un rato, quiero decirte algo.

Retrocedí lentamente sobre mis plataformas para escucharlo, pero insistió con un ademán de mano a que fuera a la cocina.

-¿Qué sucede?- dije preocupada, nunca me había llamado de esa forma y tenía miedo de su mirada seca. La odiaba, odiaba esa mirada, simplemente porque yo la había heredado y es lo que más odiaba de mí.

-Ten cuidado- advirtió severo- No quiero que te suceda algo a ti o a tus primos, porque no volverán a salir de vuelta. Tampoco confíes en nadie, no aceptes tragos u otras cosas de desconocidos y si alguien te invita a traerte a casa en su auto lo rechazas. ¿Entiendes?...

Protégete de mi (Ed Sheeran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora