No recordaba con exactitud cuando fue que el dolor en su cuerpo se terminó desvaneciendo, o cómo el cansancio físico no era impedimento para rozar limites que nunca antes había experimentado, tampoco se dio cuenta del terrible estirón que dio, simplemente había salido al jardín esa mañana y los ojos desorbitados de su madre estaban encima suyo.
Su visita fue sorpresiva, en las manos llevaba un obsequio para él, y seguramente en el carruaje había más cosas. Pero la que se llevó la más grande sorpresa fue ella. Su madre transformó su sonrisa en cejas levantadas y una mueca en la boca pintada — Por mi madre... estás enorme...
— ¿Lo estoy? — Horus terminó de bajar los escalones para quedar cara a cara frente a ella, y comprobó con un sentimiento extraño cómo ya no era necesario elevar la barbilla para mantener contacto visual. Estaba a pocos centímetros de tener la misma estatura de su propia madre.
Ahí se dio cuenta que había crecido. Como guerrero y como persona. ¿Cómo debía de comportarse ahora? Se sentía exactamente igual, solo que más alto, más robusto e incómodamente torpe. Ninguno de los regalos que trajo Isis le quedó, las túnicas, los accesorios, las sandalias nuevas, Horus tuvo que guardarlas debajo de su cama para que no ocuparan espacio, y tenía planeado obsequiarlas a alguien que les supiera dar un buen uso.
Fue una visita rápida, Osiris no tenia idea de esto, y aunque lo extrañaba, las ocupaciones del reino eran una prioridad. Horus lo entendía, había aprendido a entenderlo desde antes.
Cuando terminó de guardarlo todo sintió la presencia nueva en la habitación. La piel se le erizó, estaba también acostumbrado a esto.
— Bueno, su hermanito pequeño también está aquí, pero lo único que me dejó fue un tarro de tinta de calamar — Seth había crecido como él, tal vez no de la misma medida, pero se notaba el estiramiento que encaminaba a un cuerpo menos infantil, su cara, sin embargo, seguía enmarcada por el pelo pelirrojo y corto que había llevado hacía unos años.
Horus había dejado de pensar en la versión adulta de su tío, había dejado de soñar en que se levantaría una mañana y este volvería a tener su melena roja, mascara alargada y personalidad arisca y autoritaria. Sentía como si toda su vida hubiese convivido con el infante que crecía a su par.
— Puedo darte lo que quieras, las sandalias te quedarían mejor que a mí, mis pies son muy grandes
Seth negó con la cabeza, entrando a la habitación para lanzarse de lleno sobre la cama que era de Horus. La destendió, como tenía tan acostumbrado de hacer, pero Horus nunca le recriminó nada, no le molestaba verlo acostado descuidadamente sobre ella, con las piernas sucias por revolcarse en el patio delantero del palacio y llenando su cama de tierra gracias a eso. Desde hacía un tiempo Seth comenzaba a tener aroma. No tenía palabras exactas para describirlo, pero lo percibía, un olor característico que se quedaba impregnado, sobre todo en las sábanas.
— No, así déjalo, Isis dice que debo mejorar mi escritura urgentemente, parecen manuscritos del inicio de las eras
Horus rió por el comentario y se sentó en la orilla de la cama. Esta mañana eran libres de sus obligaciones, al menos hasta el mediodía, no había prisas de nada, pero le era difícil mantener su cuerpo relajado, por lo que los músculos de por si tensos de su espalda se crisparon por la mano de Seth que se paseó con mucho cuidado por la parte de su espina dorsal, los omoplatos se tensaron y dejó de respirar por un momento.
— Tienes granitos pequeños en la espalda — le escuchó decir detrás suyo al mismo tiempo que la cama se movía.
— Nut dice que es normal por la edad, dice que también tendré en el rostro — Luchó con todas sus fuerzas en que la voz no le fallara.
— Yo no tengo en ningún lado
— Eso es porque eres tú
Seth ya se había sentado en la cama, detrás suyo, y Horus sólo tuvo que mirar de reojo para notar cómo le mantenía la mirada — ¿Eso que significa?
— Significa que eres perfecto
El comentario lo tenía atorado en la garganta, y en su mente fue fácil decirlo, pero cuando salió no pudo detener el rojo que se fue esparciendo por su cara, por eso no quería voltear y mirarlo.
Le dio la sensación que Seth había dejado de respirar por un momento, y estaba muy seguro que justo ahora estaría sonriendo, mostrando los dientes caninos que eran más grandes de lo normal, dándole una apariencia casi malévola.
— Tú también lo eres. — Le dijo, y Horus aún se rehusaba a mirarlo — Tus granos también lo son.
La mejilla de Seth se recostó sobre el hombro de Horus, y este no supo que más decir o hacer. Se sentía torpe, torpe y terriblemente feliz.
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Voy a disfrutar mucho narrando la pubertad de estos dos, ambos torpes, con el estirón al full, barritos, olor corporal, vello, etc. Están creciendo y tendrán que asimilar la atracción romántica yendo de la mano con la sexual.
Me siento feliz de verlos crecer, y el que me estén acompañando, de verdad gracias por las lecturas y estrellas, los amo mucho.
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En la mira de un pequeño Halcón [ENNEAD]
Fanfiction"¿Sabías que los dioses también tienen permitido amar...?" Enamorarse de su tío casado fue un error de infancia... Pero al parecer los dioses o el destino concedió a Horus una oportunidad de ser correspondido. 🌟🌟🌟 * Serie de relatos (muy) cortos...