🌸Veintiuno🌸

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Así que, la razón por la que su padre y Seth se reunían tantas veces en privado era para que le permitiera ir con él al entrenamiento. Con ese descubrimiento Horus dejó de lado los celos y el pensamiento de haber sido desplazado, ahora se sentía importante, si no, ¿por qué motivo Seth puso tanto empeño en viajar con él?

La mitad del trayecto, Seth estuvo hablando de todo un poco, la otra mitad la dedico a dormir, abarcando con su cuerpo todo el espacio y dejando a Horus en una incómoda esquina.

El templo de Geb era un valle rocoso lleno de templos de piedra y montañas. Había arena, hacia calor, pero se sentía un extraño frescor por el viento que soplaba por la formación de la tierra llana y rodeada de las montañas.

Cuando ambos niños bajaron del carruaje en la entrada los estaba esperando el enorme hombre. Horus recordaba muy poco de él, era un dios con un cargo muy importante y rara vez se aparecía por casa, así que se sentía como si estuviera viviendo con un completo desconocido. En el momento que sus ojos de piedra miraron la pequeña figura pelirroja su expresión se transformó en una de asombro total — Así que era cierto lo que decían las cartas, Seth volvió a ser...

De repente las nubes en el cielo comenzaron a llenar el cielo, detrás del templo de Geb, la figura de un rostro femenino apareció. Horus la reconoció rápidamente, a diferencia de su abuelo, Nut procuró estar más presente en su vida, asomando su rostro de vez en cuando por su balcón para mirarle

Las nubes que formaban el rostro de la diosa se disiparon y ella descendió a la tierra, un par de enormes manos rodearon el cuerpo de Seth y ante la mirada asustada de Horus lo levantaron del suelo. Seth se aferró a los dedos de Nut para no caer y ella rió por eso, su risa fue una melodía dulce que retumbó en el suelo y un par de truenos brillaron a través de su cabello estrellado.

— No te asustes, niño, mi niño — habló ella, puso la palma de su mano frente a su rostro y sus negros ojos miraron a Seth, con una sonrisa llena de emoción y amor — No te dejaré caer, jamás, hijo, mi pequeño

Seth siempre fue para él el poderoso dios de la guerra, desde que tenía uso de razón Horus sentía que su tío era grande, muy grande, era el hombre mas grande y fuerte que jamás había conocido y ahora, ante sus ojos, el niño Seth se había echado a llorar, estirando sus manos para abrazar la nariz de su madre y esconder su rostro en su piel mientras la mujer cerraba los ojos, escuchando los latidos frenéticos de su pequeño hijo.


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Andaba escuchando esta rola cuando escribí este cap, escúchenla y lloren conmigo por el amor materno que el Seth real nunca tuvo, se vale soñar, se vale soñar 


En la mira de un pequeño Halcón [ENNEAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora