Invisible String ⟶ B. Weasley [EN EDICION]

13. Navidad pt. 1

— Me contó Charlie que tu departamento es muy acogedor, me alegro mucho por ti querida. - dijo la señora Weasley desde la cocina. Le sonreí amablemente. Charlie había podido ir a conocer mi nuevo departamento dos días después de mi peculiar visita a Gringotts
— Gracias Molly. Es realmente cómodo y ya instalé todas mis cosas - comente. - ¿Seguro que no necesitas nada de ayuda con la cocina?
— No te preocupes. - dijo tirando sal en una olla realmente grande. - que bueno que pudiste hacer tan rapido todos el papeleo de la venta de la casa.
— Ya conocimos a nuestros vecinos nuevos - agrego Charlie apareciendo en la cocina. - es raro no tenerte más como vecina. - despeinó mi cabello de manera infantil y le di un codazo sutil en las costillas.
— ¿Son amables? - cuestione. La casa había sido vendida a una familia no muy grande pero muy adinerada.
— No tuvimos mucho contacto. - comentó la señora Weasley. - pero por lo poco que pudimos hablar con ellos se mostraron agradables.
— Me alegro. - aseguré mientras molestaba a Charlie. - tengo una vecina que es muggle y anciana. No la tolero. 
Mi amigo continuó jugando con mi cabello y le lancé una mirada asesina cuando tiro de este haciéndome doler.
— Amo Nochebuena - dijo Bill llegando a la cocina. Trague en seco. El mayor de los pelirrojos le robó un ingrediente que estaba usando su madre para cocinar, está lo reprendió con un pequeño golpecito en el hombro. William se apoyó contra la mesada mientras se llevaba una nuez o algo por el estilo a la boca. Me desnudo con la mirada.
— Deja mi cabello en paz. - reprendí a Charlie picándole una costilla. Soltó una risita divertido.
— ¿En qué cuarto te vas a quedar al final? - cuestiono mi amigo dejando de molestarme y tomando asiento en una de las sillas de la mesa que se encontraba en la cocina.
— Puedes quedarte en el de Ginny. - dijo Molly
— Nosotros nos encontramos en nuestro viejo dormitorio, Percy en el de él. Tienes tres cuartos más a tu disposición. - justo cuando Charlie terminó de hablar Errol dio unos toques con su pico en el vidrio desconcentrando a todos.
El señor Weasley acompañado por Percy entraron en ese momento por la puerta del patio, habían ido a buscar algo al galpón de artilugios muggles.
Arthur dejó entrar a la lechuza y le quitó las cartas que tenía consigo.
— Son de los chicos. - dijo animado. Percy tomó asiento en la mesa al lado de su hermano mientras su padre repartía algunas de las cartas, a mi me dio una firmada por Ginny en la parte de atrás.
Abrí la carta y me sorprendió la prolija letra de la joven.
<< Querida Bella.
Te escribo esta carta desde el escritorio de mi habitación, mañana es el baile de navidad y no puedo evitar estar nerviosa. Estas últimas semanas he estado preocupada por Harry...por todos los jugadores del torneo, de hecho no le veo lo emocionante o divertido en nada de todo esto, el año escolar ya me está agotando. Cuéntame cuando puedas acerca de tu trabajo y tu nuevo apartamento, Charlie me contó algo de todo eso, pero no dio muchos detalles. Debe ser raro mudarse del lugar donde pasaste toda tu vida, eso me hace acordar a que si llegas a pasar nochebuena y navidad en casa sabes que puedes usar mi cuarto que se encuentra completamente vacío.
Todos mis hermanos te mandan saludos y una feliz navidad. Además añaden cuanto te quieren, les dije que escribieran sus propias cartas y no intervinieran en la mía, pero están demasiado ocupados con todo este asunto del torneo y el baile.
No veo la hora que se termine, muero por jugar al quidditch.
Feliz navidad Bella, te quiere Ginny. Y los molestos de sus hermanos (no les digas que incluí eso) >>
La carta finaliza con unos pequeños corazones dibujados en tinta al lado de la firma de la joven. Sonreí inconscientemente. Quería a estos niños demasiado.
Me acerque a Bill que leía una carta de los gemelos.
— Tu hermana me dijo que muere por volver a jugar quidditch. - levanto esos ojos celestes y su mirada me penetro.
— Eso es un indicio de que realmente le va a gustar su presente de navidad. - comentó.
— Te dije, solo tienes que confiar en mí. - una sonrisa se extendió por su rostro. Le había aconsejado que le regalara unos nuevos guantes de quidditch ya que me había comentado que los de ella se estaban desgastando, además yo le había regalado un bonus para la tienda de quidditch que se encontraba en Hogsmeade. Estaria encantada.