la hermana de yui

Capítulo V

Será que aquel rubio muchacho me dirigía la mirada hacia mi?
Es mejor no sobre pensar mucho, a este paso me voy a comer mi cabeza. Lleve mi mano a mi frente puesto que tenía un agudo y pulsante dolor desde hace un rato, este cada vez se intensificaba más y mas. Tengo que tomar mi pastilla, cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que la tome?
—¿Qué te pasa? Por qué jadeas tanto?—dijo Ayato con un tono molesto.
—Solo me duele la cabeza. No es nada.

Al llegar a la mansión, subí lo más rápido que pude a mi habitación, no resistía más el dolor de cabeza... en cualquier momento caía rendida. Busque mis pastillas en mi maleta, revise hasta el fondo, cada rincón de esta. Pero no las encontre.
—Esto es muy extraño.
Yo recordaba haberlas guardado, además de que es lo primero que llevo cuando salgo de viaje, así que tienen que estar porque...porque... sin ellas... puede pasar algo que hay que evitar a toda costa. Al menos eso es lo que papá me dice, las tomo desde que tengo memoria.

—¿Buscas algo?
—k-kanato? ¿De dónde es que saliste?
—¿Como asi?...
—No importa, de casualidad has visto unas pastillas rojas, están guardadas en un frasco de vidrio con una cinta rosa.
—...
— ¿No?
—No deberías tomarlas.
—Entonces si las has visto?—agarre su hombro.
—No, solo digo.
—No entiendo
Kanato seguía respondiendo fríamente y yo seguía sin entender lo que me quería decir.
Es hora de la cena, para que bajes

Desapareció por completo de mi vista sin dejar rastro alguno.
Me quite la ropa y me puse la pijama que estaba compuesta por un gran camisón blanco el cuál me llegaba 5 dedos por debajo de las rodillas. Baje a pies descalzos y me dirigí al comedor. Pude notar que la mayoría de ellos se encontraba vestido con ropa casual siendo que eran alrededor de las 9 de la noche.
—Buenas noches, perdón la demora—dije entrando tímidamente por la puerta.
—Al fin llegas, me estaba deshaciendo del hambre—exclamo Ayato recostado en el asiento con las manos por detrás de la cabeza.
—al parecer ya te pusiste la pijama—menciono Reiji mientras se retiraba los guantes.
—S-si es que estaba muy cansada, no pensé que íbamos a cenar—Me acerque al puesto vacío entre Shu y Subaru  para tomar asiento.
—Bueno, ya que estamos todos pueden comenzar —reiji.

De cena había filete de res cubierto con una deliciosa salsa de moras acompañado de puré de papas y espárragos. Se veía apetitoso no tenía palabras para expresar su sabor cuando lo probé. Estaba hambrienta puesto que no había comido nada desde el desayuno, saboree cada trozo que entraba en mi boca. Al cabo de unos minutos mi plato ya se encontraba vacío.
—Parece que te gustó mucho—dijo Laito con una sonrisa entre dientes.
—De hecho—respondi.
Luego tome unos cuantos sorbos de agua con escencia de limón. Estaba satisfecha aunque me preguntaba si iría a haber postre. Al paso de unos minutos todos ya habían terminado, y comenzaron a retirar sus platos uno tras uno, incluyendome.
—parece que no habrá postre...—balbucie
—...
Volví a mi habitación y me acosté en mi cama me quedé varios minutos mirando al techo antes de apagar la luz, en eso alguien toca mi puerta. Era Subaru, cargaba con un pedazo de pastel entre manos.
—¿Qué sucede Subaru?—pregunte confundida.
—E-es que escuche que tenías ganas de comer postre a si que te traje un pastel de la cocina.
—oh, eso es muy considerado de tu parte, pasa toma asiento.

Ambos nos sentamos en el borde de la cama, comencé a comer poco a poco el pastel.. estaba delicioso, era de red velvet, uno de mis favoritos. Subaru no se disponía a hacer mucho, solo se encontraba esperando a que terminara. Aun que sin duda era muy amable el echo de que me haya traído un postre.

—¿Quieres?—agarre una cucharada de pastel y la lleve a su boca.

Se acercó tomando un bocado de este, haciendo una tierna cara de felicidad.
—Esta rico ¿No?
—Si lo esta.
—Muchas Gracias Subaru, esto es muy considerado de tu parte.
—Es lo mínimo que puedo ofrecer.
Al terminar el pastel, Subaru tomo aquel plato para llevarlo a la cocina.
—Bueno, me retiro. Nos vemos mañana...
Se fue sin decir nada más, me acosté en la cama y cai dormida profundamente al instante.