Capítulo 2 | Por esos ojos verdes

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Sasuke.

El aire se escapa de mis pulmones con mucha más fuerza de la que me gustaría; después de aquel duro y frío golpe mis piernas se tambalean por unos segundos intentando no doblarse, más al final mis rodillas terminan golpeándose contra aquel frío suelo. Estoy vencido eso es cierto; vencido y en el medio de la más profunda de las oscuridades ¿Por qué? ¿Por qué justamente a mí? ¿Qué es aquello que hice mal? Y ¿Por qué parece que el destino me odia.

No lo sé; esa es la única respuesta que consigo darme mientras que aquel dolor recorre velozmente mi cuerpo. En realidad nunca encuentro las suficientes razones para todo esto porque en toda mi vida no he hecho otra cosa que no sea obedecer y hacer al pie de la letra cada una de las cosas que los demás me exigen; he guardado cada una de mis opiniones y deseos solamente para no perjudicar a otros solo por intentar mantener una inexistente paz que se supone gobierna nuestro mundo, pero; aun así, termino vencido. Finalmente me rindo y me dejo caer en aquel inmenso mar de oscuridad que amenaza con consumirme de a poco.

—Sasuke, Sasuke, Sasuke-kun —Me llama una muy dulce voz. La dulce voz de mi madre mientras que toma mi mano para sacarme de aquel inmenso mar.

Mis ojos se abren abruptamente más la luz me ciega por algunos cuantos segundos, sin embargo; ni bien consigo acostumbrarme a ella con la desesperación a flor de piel busco alrededor imaginando que encontraré a mi madre en cualquiera de las esquinas de la habitación con los brazos cruzados y mirando desaprobatoriamente; pero su delgada figura no aparece porque ella ya no está más.

En su lugar justo frente a mí se encuentra aquella muchachita de cabellos rosas cuyos ojos verdes me inspeccionan a detalle mientras lentamente una sonrisa se instala en su rostro sonrosado.

—Kakashi sensei me ha pedido que te entregue estos documentos. Lamente haber tenido que despertarte de esa forma tan abrupta pero él dijo que era de carácter urgente —Se excusa mientras que extiende aquel montón de hojas las cuales me veo obligado a tomar. Kakashi y sus muchas tonterías.

Jodido aquel momento en el que le dije que sí a él y a su tonto comité escolar. Si no fuera por aquello; si no me hubiera dejado convencer por él lo más seguro es que no estaría en este momento con aquella chiquilla sobre mí, sin apartar la mirada cuando estoy fingiendo que reviso cada una de aquellas absurdas hojas.

—¿Necesitas que se las entregue por ti? —Cuestiona. Hay un fuerte impulso muy dentro de mí de decirle que meta su nariz en sus propios asuntos; pero las palabras se quedan en mi garganta rehusándose firmemente a salir por lo que ella toma aquel silencio como una respuesta —. Bien, lo haré ahora mismo —Agrega y sin esperar a nada más toma de nuevo en sus manos aquellas hojas; sale del aula con una gran sonrisa sobre sus labios, esa misma tonta sonrisa que corona su rostro casi siempre.

Debo decir que me siento un tanto estúpido mientras observo su espalda que de a poco va desapareciendo entre la multitud de estudiantes que van y vienen por los pasillos. Si soy totalmente honesto me gustaría decir que desearía no haberme dado cuenta de su muy indiscreta presencia aquel día mientras le gritaba algunas cosas a Deidara desde la ventana del auto; que desearía haberme quedado sumido en mi tranquilidad la misma que se vio abruptamente interrumpida por ella mientras su cabello de llamativo color rosa volaba por el frente guiado por el viento que soplaba aquella oscura noche.

Pero decir todo aquello no sería más que otra gran mentira a la larga lista de las muchas que ya he dicho a lo largo de toda mi vida. La única verdad es que aquel día quería desaparecer para siempre del mapa; dejar de ser quien se supone debo de ser y sobre todo dejar de estar atado a un destino que constantemente me hace infeliz, pero sus ojos verdes me miraron por algunos cuantos segundos y aquella sensación que recorrió mi cuerpo como corriente eléctrica me hizo sentir repentinamente un deseo de volver a casa aquella noche.

Caer en el amor es... ¿Dulce?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora