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Flashback.

Allí estaba un castaño intentando pensar en cómo llamar la atención de ese tímido coreano que se la pasaba evitando a las personas.

¿Llamaría su atención frente a todos para evitar recibir una patada directa en sus hijos?

No, era tímido y si se le ocurría hacer algo así quizás lo odiaría.

¿Le seguía enviando mensajes hasta que lo bloqueará?

Quizás pero ese chico de verdad le gustaba. Así que no quería seguir acosandolo.

Bueno, si pero no tanto.

¿Será que lo seguía como si fuera un espía hasta su apartamento?

¿Qué como sabía que tenía apartamento?

Corta historia, lo escuchó de su buen amigo K el que sabe de la vida de todos pero no era chismoso.

Solo era... Mmm, ¿Como decirlo?

Un medio de comunicación. Si, si.

Pero su amigo no sabía ni siquiera el nombre de ese lindo pelinegro.

Vamos, vamos Riki, piensa en algo concreto.

Lo poco que sabía de su amor platónico es que se llamaba Kim Sunoo, estudiaba fotografía, es coreano y un chico demasiado reservado.

La última vez que intento hacer algo lindo por él y acercarse más, terminó con sus sentimientos por los suelos al igual que esa cartita que había hecho con decoraciones y dibujitos bonitos que hizo después de una semana completa porque quería hacerla lo más bonita posible.

Ay nooo.

Dejó caer su frente en la mesa de su escritorio con pesadez porque ese chico era un caso serio.

Estaba acostumbrado a no tener que esforzarse demasiado en llamar la atención de alguien pero ¿Porque sentía que ese chico era alguien completamente diferente a los demás?

El día en que le dió la carta por su cumpleaños creyó que lo iba a matar en ese momento porque no dijo nada por un buen rato y como si fuera poco –aparte de que se tragó sus palabras– al parecer tuvo una crisis.

¿Pero porque paso eso?

¿No se supone que tendría que estar feliz de que alguien lo felicité por su cumpleaños?

A él si le gustaba mucho su cumpleaños pero ¿Ese chico...?

Recuerda claramente que le dijo de una u otra forma que no le gustaba ese día.

Cualquiera en sus cinco sentidos lo hubiera olvidado y dejado pasar para después olvidarse de él por como se comportó pero se dejaría de llamar Nishimura Riki si se rendía por las palabras de un chico que ocultaba algo.

Porque él motivo para que alguien desprecie las buenas intenciones de un desconocido... Debe haber un motivo.

Y mentiría si dijera que no le dolió pero bueno, ese chico llamó su atención desde la primera vez que lo vio en la universidad.

Era un día de primavera, se había resbalado en el suelo porque unos chicos chocaron apropósito con él solo para que las hojas que llevaba se terminaran cayendo y se esparcieran por el pasillo.

Él como el buen ser humano que era se acercó y lo ayudó porque las personas solo lo ignoraban.

Además, se veía atractivo con el abrigo verde menta que llevaba ese día.

Fue un maldito flechazo a la primera porque jodeeeeer; era tímido y por instinto sus mejillas se tornaron levemente de un color rosa que lo hacía ver tierno. En ningún momento el chico lo miró a los ojos pero él pudo percatarse de que sus ojos eran de color miel que Dios, contrastaba con esas pestañas y cada parte de su bendito ser.

El chico podía llegar a actuar a la defensiva –solo con él pero equis, se hacía el que no lo sabía– pero era una buena persona. Una vez lo vio pagar una bandeja de comida para una señora y él se la entregó gustoso, también le dió el dinero que le quedaba para sobrevivir una semana –de nuevo, Nishimura no lo sabía– a unos niños de esos que piden dinero y ayudaba a quienes se acercaban a él para pedirle un favor.

Y mentiría si dijera que no le molestaba que la gente a veces se aprovechará de su buena fé.

Era una persona pura, sin duda alguna.

Con el tiempo Riki se decidió que iba a esforzarse por ese pelinegro porque en el fondo, algo le decía que Kim Sunoo valía la pena y prefirió creer en eso fielmente.

𝘽𝙞𝙧𝙩𝙝𝙙𝙖𝙮 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora