04. Nuevo hogar

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—Haru…no entiendo muy bien qué está pasando pero…yo haría lo que me pidieras, incluso si eso implica matar a quien roba tu felicidad

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—Haru…no entiendo muy bien qué está pasando pero…yo haría lo que me pidieras, incluso si eso implica matar a quien roba tu felicidad.

Las mejillas de Muto estaban rojas por la vergüenza, intentaba no perderse en esos ojos turquesas que tanto lo hipnotizaba, pero era imposible no ver la belleza de Haruchiyo.

Muto Yasuhiro, 18 años, padre ausente y madre muerta, vive en un departamento que mantiene limpio porque odia el desorden, su paciencia no es buena y desconoce por completo como dar afecto.

Dar algo que jamás tuviste es difícil.

Desde niño supo que había 2 tipos de personas, los que lloran por amor y los que se ríen en su cara, su madre era la primera; una mujer que buscaba el afecto masculino en cualquiera y metía distintos hombres a la casa, Yasuhiro solo observaba a su madre con curiosas, aquella mujer a veces sonreía y otras lloraba.

Pero jamás la vio reír de verdad.

"—Las relaciones entre adultos son difíciles cariño, cuando seas grande lo entenderás"

Esas eran las palabras de la mujer cada que un nuevo moretón aparecía en su piel, Muto jamás intentó defender a su madre de los abusos pues está se lo prohibía, ya que todo eso eran "juegos de adultos", poco a poco se acostumbró a estar rodeado de gritos y llanto, la violencia era ahora su nuevo lenguaje.

Los años pasaron, Yasuhiro se metía en problemas por mera diversión y en una ocasión las cosas no salieron bien y fue llevado al reformatorio, para muchos es un lugar triste y aburrido, para Yasuhiro fue el paraíso. En aquel lugar conoció a Izana Kurokawa, un moreno de cabello blanco y ojos violetas capaz de someter a quien sea, igual conoció a los famosos hermanos Haitani y ellos 4 crearon una pequeña dictadura en el lugar, ¿Los de seguridad? Eran un chiste, el mundo gira alrededor del dinero -según las palabras de Ran- y mientras los billetes llegarán a las manos de los guardias nadie les diría nada.

"—Algún día tendré a todos bajo mis pies, seré su rey"

"—Yo seré famoso, quizás por lo guapo que soy, pero seré famoso"

"—Quisiera ser DJ, de un club nocturno importante"

Todos tienen sueños, todos quieren algo en la vida, pero aquella noche lluviosa donde los 4 chicos que yacían en un reformatorio hablaban sobre sus sueños, en el instante que lo miraron en espera de una respuesta…él realmente no supo qué decir.

Un sueño…nunca pensó en ello, quizás podría decir que vivir sin complicaciones pero eso es algo que rodó mundo desea, el boxeo le gustaba -la violencia en general, golpear gente es relajante- pero no sabría si dedicaría su vida a eso, quizás su sueño era ser boxeador profesional, o quizás no tenía un sueño y viviría vacío el resto de su vida.

De cualquier manera no importaba, si su sueño era vivir de la violencia o no porque el rey habló, y cuando el rey habla no se pueden negar.

Izana realmente era un dictador, lo entendió al salir del reformatorio, alguien violento capaz de matar a quien le quite lo que es suyo, era admirable; es por ello que lo siguió sin pensarlo y accedió a trabajar para él, los días se volvían motomonos entre salidas en moto con los Haitani en busca de peleas tontas para expandir el territorio de su pandilla.

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