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Xue Yang llegó a eso de las nueve de la mañana, trajo con él dos maletines, uno lleno de herramientas y otro de repuestos. También trajo escoba, trapeador, cubeta y esponja, todo nuevo.
—No debiste, yo tengo escobas aquí— dijo Xiao XingChen con amabilidad.
—No, no, no. Yo vengo a limpiar, así que tus escobas también se quedarán limpias.
La excusa fue tan mala que Xiao XingChen no pudo reprimir su risa. A Xue Yang le agradó verlo contento, casi echaba al olvido el desolador aspecto de ayer por la tarde.
—¿Qué debería hacer primero, Daozhang?
Ahí estaba, llamándolo DaoZhang otra vez. A Xiao XingChen le costó creer que no lo hiciera a propósito.
—En la cocina hay una gotera, en el fregadero.
Ellos estuvieron anoche en la cocina y Xue Yang no escuchó ninguna gotera. Siendo más observador, se percató que todas las ventanas estaban cerradas y las luces no estaban prendidas.
—Bueno, iré a revisar, tú relájate. ¿Quieres que te traiga una bebida? — puso su típica cara de picardía.
El corazón de Xiao XingChen se rendía fácilmente ante el encanto perverso del más joven.
—No, acabo de desayunar.
—La próxima vez vendré más temprano a prepararte el desayuno.
Xue Yang fue a la cocina. Abrió las puertas del fregadero y vio una olla con agua, la gota caía persistente en el cuenco.
—Permíteme— se escuchó. Xue Yang se asustó, era Xiao XingChen—, sacaré esa olla por ti.
—No, soy yo el que vino a trabajar. Te lo repito, relájate.
—De acuerdo— se retiró.
Xue Yang no estaba seguro, percibió un atisbo de disgusto en Xiao XingChen. Retiró el cuenco, se metió en el minúsculo espacio lleno de tuberías y se tomó su tiempo, revisando.
—¡Ajá! — celebró.
—¿Qué encontraste? — ¡Xiao XingChen de nuevo! Xue Yang se golpeó la cabeza al salir de allí—. ¡¿Estás bien?! — preguntó el mayor.
—S-sí, esto no es nada— habló de buen humor, como si no doliera—. Es el empaque, está desgastado.
—Si mi memoria no me falla, yo tengo unos.
—Yo también traje unos, usaré de los míos.
Xiao XingChen asintió con desgano y se marchó. Xue Yang se llevó una mano a la barbilla.
—¿Es cosa mía o...?
Recordó el empaque y abrió su maletín de herramientas, escogió lo necesario para colocar el nuevo. No demoró en ir por Xiao XingChen, lo que vio le desconcertó. El ángel camuflado de hombre se encontraba sentado en un sillón de la oscura sala, lucía bastante...perdido. Volvía a tener la misma expresión desoladora de ayer. Xue Yang se puso serio, apartó las cortinas de un tirón y abrió los ventanales. Xiao XingChen se sobresaltó, el sol había iluminado la sala por completo.
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Dejar ir también es amor. | XueXiao | - 16
FanfictionEl alma de Xue Yang recibe un castigo por todos sus crímenes; sin embargo, es el mismo Xiao XingChen quien libera su alma del sufrimiento. Xue Yang renace en la era moderna, con una familia amorosa, juntos llevan una vida tranquila. Desde niño, Xiao...