Dejar ir también es amor. | XueXiao | - 16

-En esta vida o en cualquier otra, yo siempre he estado lejos-

Cinco de la mañana, Song Lan se conducía en su auto hacia la morada de Xiao XingChen, en tanto éste y Xue Yang acababan de despertar. Xiao XingChen fue el más afectado por sus desenfrenadas travesuras, Xue Yang le ayudó a bañarse y se ocupó de limpiar el desastre en el dormitorio, luego sentó a Xiao XingChen en sábanas limpias y trató sus heridas, especialmente la mordida de su hombro, desinfectó y cubrió la herida con una gasa. Xiao XingChen descompuso su mirada durante el proceso.

—Me excedí— comentó Xue Yang.

Xiao XingChen negó con la cabeza.

—Hay cosas que duelen más...

Xue Yang le miró con seriedad, lo notó abatido. Fue al armario y seleccionó cuidadosamente las prendas del día para Xiao XingChen, un conjunto de sencilla ropa blanca. Xiao XingChen se obligó a sonreír y se vistió con la ropa que escogieron para él.

—Este color te sienta bien, úsalo más seguido.

—...Desearía...estar tomando la decisión equivocada.

—... ¿Piensas que soy el obstáculo que debes superar?

—...Y que Zichen está aquí para apoyarme...

Por unos instantes sólo percibieron el débil rumor de los autos en la carretera...Xue Yang decoró sus labios con un ánimo fingido y rompió el silencio:

—Pues deberías rogar por estar en lo correcto, así se acaban tus problemas.

...

Song Lan se parqueó y bajó del auto, encontró la puerta abierta por lo que no demoró en entrar. La pareja escuchó los pasos dentro de la casa, con una silenciosa mirada se pusieron de acuerdo en ir al encuentro. No fue sorpresa para Song Lan encontrarlos juntos.

—¿Te vas ya? — le preguntó al exdelincuente.

Por la vil mirada en los ojos de Xue Yang, Song Lan juraría que él quería matarlo, lo cierto era que se desmoronaba en celos. Xue Yang apretó las manos y botó su orgullo para pronunciar la palabra que hubiese deseado jamás enunciar.

—Sí— se marchó sin mirar atrás.

Inverosímil, ayer fue renuente a marcharse, ¿hoy se iba tan fácil? Con sus ojos, Song Lan siguió el trayecto de Xue Yang, luego posó el enfoque en Xiao XingChen, él tenía un gesto difícil de descifrar, ¿consternado, temeroso? Song Lan caminó hacia los ventanales, asegurándose de que Xue Yang se esfumara por completo. Cuando menos lo sintió, Xiao XingChen ya estaba a su lado, observando a Xue Yang, que ya había cruzado la calle. Con su mirada, Xiao XingChen iba caminando de la mano con el amante que partía. Esta era una de esas mañanas en las que hubiese deseado no despertar.

—XingChen...

Song Lan le llamó, pero nada sacaría a Xiao XingChen de su abatimiento.

—Él tomó una decisión, tú también deberías aceptarla. El tiempo se ocupará de enterrar todo lo malo en el pasado, y- ¡¿?! ¡XingChen!

¡Xiao XingChen fue tras Xue Yang!

¡Song Lan corrió frenético!

Xue Yang escuchó el jaleo a sus espaldas, Song Lan gritando "Xiao XingChen" sin tregua. Miró atrás, el antiguo taoísta de blanco corría del otro lado de la calle. ¡Xiao XingChen no estaba en condiciones de correr!, pero se sobrepuso a su dolor para combatir el dolor de no estar con él. Xue Yang lo comprendía, quién no sino él. Por cada paso que daba, Xue Yang podía jurar que sentía su dolor.

—¡Daozhang!

Yendo al encuentro...

Un auto atropelló a Xiao XingChen...