Parte 9: Me salvaste de nuevo

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La negrura total no duró demasiado tiempo, Azula se encontraba flotando en total calma sobre un rio de aguas oscuras, cálidas y tranquilas, todos los pensamientos que alguna vez tuvo se estaban desvaneciendo como si solo hubieran sido una mala pesadilla, era como si ya nada importara, como si estuviera mas allá de esas tontas preocupaciones, al fin y al cabo ya no podía ni quería hacer nada respecto a ellas, así que simplemente las dejó marchar, junto con todo. Azula no sabia exactamente cuanto tiempo llevaba flotando en aquellas aguas, si eran segundos, minutos, quizás horas, o incluso días, tal vez semanas. El tiempo se sentía muy diferente y ya no era capaz de cuantificarlo, pero ella no deseaba que se terminara jamás, ella hubiera querido quedarse flotando ahí por toda la eternidad, pero de un momento a otro y sin que pudiese preverlo se vio sustraída a la fuerza de su pacifico navegar por aquel oscuro rio.

Ahora se encontraba en la nada, y para cualquier lugar que volteara solo veía eso, absolutamente nada, ella no se asustó, y empezó a caminar sin rumbo, sus pasos eran decididos y firmes pero sin dirección alguna, ella estuvo caminando por horas, tal vez días, como ya he dicho antes el tiempo fluía de un modo extraño en aquel lugar, si es que ese era algún lugar existente.

Luego de lo que para Azula se sintió como una eternidad caminando aquella nada se convirtió en algo, llego hasta una pared con la cual chocó y cayó al suelo, tras el choque la pared comenzó a proyectar su propia imagen, convirtiéndose en un espejo, Azula se dio un buen vistazo, estaba perfectamente, su pelo bien peinado y con su horquilla real puesta, su armadura de la nación del fuego perfectamente colocada y pulcra, lo único extraño que sentía era que sus ropajes eran demasiado pesados, por otro lado las cicatrices que tenia en su mano izquierda, tanto la que su padre le infringió durante su pelea como la que ella misma se había hecho y la razón por la cual ella estaba ahí ya no existían, como si jamás hubieran ocurrido.

El sueño se convirtió en pesadilla mas pronto que tarde, ya que su reflejo empezó a sonreírle de la misma forma en que las visiones de la otra Azula lo hacían, ese reflejo no era un reflejo, era la otra Azula, la sonrisa maniática de su contraparte la lleno de miedo, las ganas de llorar volvieron y los recuerdos de todo lo malo llegaron como si se tratase de un balde de agua gélida, Azula se sentó en el suelo y comenzó a abrazar sus rodillas, esperando que la otra Azula se fuera, esperando que esa perturbadora visión se desvaneciera y ella regresara a la paz que hasta hace unos momentos estaba experimentando.

Ahora que la paz se había ido era el turno de silencio, ya que este se vio perturbado por la macabra voz de la visión de Azula, una voz tenebrosa y casi de ultratumba resonó por todo ese lugar, retumbando fuertemente en los oídos de Azula _No pensaba que fueras a hacerlo en realidad, sabia que eras patética pero no imagine que lo fueras tanto, aún así solo estaba jugando contigo_ Los ojos de la otra Azula brillaban de un rojo carmesí intenso mientras su sonrisa se tornaba amarillenta y demoniaca _No te dejaré tan fácilmente, esto no se ha acabado, tu volverás y yo volveré contigo, y te atormentare siempre, nunca te dejare en paz, porque yo soy tu maldita penitencia, te destruiré por completo antes de fulminarte por completo, tu no tienes y nunca tendrás salvación, tu no mereces nada bueno, así que ríndete ante mi desesperación y cae_ La piel de la otra Azula también de transformó, se tornó de un tono azulado grisáceo, además de que ella creció de tamaño, sus dientes se astillaron y se volvieron mucho mas afilados, sus labios se abrieron mucho mas dando paso a una sonrisa enorme y macabra.

Azula solo observaba con terror la figura de sus visiones, veía esta mórbida metamorfosis mientras sentía sus músculos incapaces de hacer cualquier acción, estaba a la completa merced de esta retorcida versión de ella misma, ella sabía que suplicar no servía de nada, además tenia la quijada totalmente trabada, tratar de decir cualquier cosa era inútil de todos modos.

El camino de la redención (AzulaXAang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora