CASA SOLA

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Había una niña llamada Sarah que había estado esperando ansiosamente el día en que sus padres se fueran de viaje para poder quedarse en casa sola. Finalmente, llegó el día y sus padres se fueron, dejándola en casa con instrucciones claras de no salir del lugar y de no abrir la puerta a nadie.
Al principio, todo estaba bien. Sarah estaba disfrutando de su libertad y se sentía emocionada por la oportunidad de estar sola en casa. Pero, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a sentir que algo estaba mal. Empezó a escuchar ruidos extraños que parecían venir de la parte más oscura de la casa.
Pronto, se dio cuenta de que no estaba sola en la casa. Algo o alguien estaba allí con ella. Cuando intentó llamar a sus padres, descubrió que su teléfono estaba muerto y no había forma de contactarlos.
El miedo se apoderó de ella mientras caminaba por la casa, tratando de encontrar alguna explicación para los extraños sucesos. Entonces, algo la agarró por detrás y la hizo caer al suelo. Sarah giró la cabeza para ver qué la había atacado, pero no había nada allí. Pero algo seguía agarrándola y la arrastraba hacia una habitación oscura.
Con miedo y desesperación, Sarah luchó por liberarse, pero era inútil. Fue arrastrada a la habitación oscura, y allí encontró algo que nunca olvidaría: una muñeca vieja y destartalada que la observaba con ojos fríos y muertos.
La niña intentó escapar, pero la muñeca la persiguió por la casa. Cuando finalmente logró atrancar la puerta, la muñeca empezó a hablar, y le dijo en un tono frío y amenazante que no iba a dejarla ir.
Sarah intentó llamar a sus padres una y otra vez, pero el teléfono seguía muerto. Entonces, comenzó a sentir que algo se acercaba cada vez más y más. La puerta empezó a temblar y las luces comenzaron a parpadear.
Finalmente, la puerta se abrió, y la muñeca se abalanzó sobre ella, arrastrándola al oscuro abismo de la locura. Los padres de Sarah nunca volvieron a encontrar a su hija, y la casa quedó vacía, excepto por la muñeca, que seguía vigilando la puerta, esperando su próxima víctima.

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