Era una noche oscura y tormentosa. El viento aullaba a través de los árboles y la lluvia golpeaba el suelo con fuerza. El joven estaba parado en el umbral de la puerta de su casa, temblando de miedo.
De repente, una figura se materializó en la oscuridad. Era una figura alta y delgada, con una capa negra y una capucha que ocultaba su rostro. El joven se quedó paralizado de miedo.
La figura se acercó lentamente, sus pasos resonando en la noche. El joven intentó gritar, pero su voz se ahogó en su garganta. La figura se detuvo a unos metros de él y levantó la cabeza.
Bajo la capucha, el joven vio un rostro pálido y sin vida. Los ojos eran dos pozos vacíos y sin fondo. El joven sintió que su corazón se detenía.
La figura se acercó aún más y extendió una mano hacia él. El joven se dio la vuelta y corrió, sin mirar atrás. Corrió hasta que sus piernas no pudieron más y cayó al suelo.
Cuando se levantó, la figura había desaparecido. El joven se quedó allí, temblando de miedo. Nunca volvió a ver a aquella figura, pero siempre recordará aquella noche oscura y tormentosa.