Capítulo 8.

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Jean.

Libardo: ¿Qué me estás diciendo?

Jean: En mi defensa...

Libardo: En tu defensa nada, usaste mi casa. *enfatiza*

Jean: Alégrate, la tuve para mí solo

Libardo: No digo que no lo hago pero, ¿por qué en mi casa?

Jean: Porque no iba a ser prudente que la trajera aquí estando tú.

Libardo: Pude haberlos grabado para que quedara el recuerdo.

Jean: Quedo en avisarme cuándo nos volviéramos a ver.

Libardo: Entonces la grabación no es una opción.

Se sienta estando más calmado, y se queda en silencio por unos segundos.

Libardo: ¿Qué tal?

Jean: ¿Qué tal que?

Libardo: ¿Qué tal ella? Ya sabemos que está muy buena, ¿también lo es en la cama?

Jean: No voy a hablar de eso.

Libardo: Oh, vamos. Ya me contaste que hubo sexo a medias en aquel viaje.

Jean: Está vez es distinto.

Libardo: ¿Por qué? ¿Por que ya la tuviste? Cuéntame.

Jean: Antes de que invites a alguien, asegúrate de que no haya condones en el cesto.

Libardo: ¿Ni siquiera hicieron el amagó de limpiar?

Jean: No ensuciamos más que la cama.

Libardo: Sabes que eres mi mejor amigo y que me gusta pasar tiempo contigo. También sabes que estoy abierto a cualquier conversación, pero está vez es raro.

Jean: ¿Por qué raro?

Libardo: Porque conozco a la chica y no creo que no la vaya a volver a ver.

Jean: Para la próxima no preguntes y ya.

Libardo: Tienes razón. Ya me voy, paso por ti a las nueve.

Jean: ¿Para?

Libardo: Es viernes, hay que salir.

No digo nada y no pregunto porque ya se ha ido cuando quiero hacerlo. Me fijo en la pantalla frente a mi intentando concentrarme pero me es casi imposible al volver a recordar la noche anterior.

Naim: Alguien quiere verte.

Dirijo la mirada a la puerta, confundido ya que no espero a nadie.

Jean: ¿Quién es?

Se hace a un lado para que la persona detrás de él y de no ser porque estoy sentado, ya me hubiera ido de espaldas.

Dominik: Buenos días.

Jean: Déjanos solos, Naim, por favor. Buenos días. ¿A qué debo la visita?

Camina al escritorio, deja su bolso, quita sus lentes de sol, pone las manos en la mesa y me mira.

Dominik: Pensaba en que tal vez pudiéramos salir mañana, pero tengo un compromiso así que decidí venir. ¿Esta ocupado, señor León?

Jean: Todo depende de la situación por la que me busque, señorita Esparza.

Dominik: Es una situación que nos conviene, *comienza a caminar a mi* a usted tanto como a mí.

Jean: La escucho, entonces.

Se sienta frente a mi apoyándose en el escritorio y alcanza los botones de mi saco jugando con ellos.

Dominik: Hace unos días, dije que no se volvería a repetir lo nuestro. Hoy estoy aquí. Tuve que hacer mi dignidad a un lado para poder venir.

A Tu Lado. [JeanCarlo León]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora