3

33 8 0
                                    


Capítulo 3: Fermonsel 


Estaba sentada sobre mi cama.

Al cabo de unos minutos, se presentó Annie al traerme un vaso con agua. Lo recibí con mis manos temblorosas y casi dejo caer su contenido sobre el suelo. Intenté tomar un sorbo pero mi garganta se había cerrado. Ella notó aquello, lo sentía en su mirada. Se sentó a mi lado y acarició con dulzura mi espalda, la cual aun estaba dolorida por la caída que ese animal me hizo tener. 
Se me había dicho con certeza en ese contrato que era "irrompible", esto implica que debo "servir" a Simón Otosuki y si desobedezco aquello, muero.

Sí, muero. 

¿Es por eso que no paro de temblar? 

Seguía sintiendo las reconfortables caricias de Annie y su cálido silencio. La calma volvía a mi cuerpo lentamente y sentía que los latidos de mi corazón se normalizaron poco a poco del susto. Comprendí entonces que estaba asustada. 


—¿Cuándo supiste que ellos eran...? —pregunté mirando el vaso de agua de entre mis manos —Ya sabes.

—¿Vampiros? —completó Annie a modo de pregunta —En realidad fui una ofrenda para pagar las deudas de mi madre años atrás. Ella... poco recuerdo de esa mujer, me entregó a mí, su propia hija para ser del señor Michel Vittorino.

—Entonces... ¿Michel se alimenta de ti desde entonces? —pregunté curiosa y ella se levanta para cerrar completamente la puerta de mi habitación.

—Cuando fui entregada a él tenía apenas once años de edad —respondió Annie —. No, él... bueno, él ha bebido de mí hace apenas un mes atrás. Por primera vez.

—¿Y cómo sucedió eso? —cuestioné de chismosa cuando la puerta se abrió de repente. Ambas nos sobresaltamos cuando vimos a Atenea con su típico ceño fruncido.

—Annie, ya deberías de estar en tu cuarto, descansando —ordenaba y ella obedeció. 


Ambas se retiraron de mi recámara.

Di un suspiro para acostarme con cautela... me dolía la espalda. 

Con mucho esfuerzo logré cerrar mis ojos y relajar mi mente. Quería descansar y pensar que estaba "a salvo...", por lo menos ahora. No tenía idea de que hora era, solo sé que han pasado demasiados minutos y aun mi mente divagaba pensamientos de lo vivido. Mi cuerpo reposaba con extrema tranquilidad hasta que, sentí una presencia cercana a mí. En estos momentos no estoy consciente de estar durmiendo completamente, si esto es un sueño o es la realidad pero solo veía la oscuridad que mis ojos cerrados me brindaban.
La presencia se hacia notar más cercana a mí y entonces... unos dedos acariciaban mis piernas con tanto cuidado que se sentía placentero aquel misterioso tacto. Estos dedos navegaban en mi pierna derecha subiendo cada vez su altura. Gemí al sentir éste tacto placentero y ahora peligroso intentando tocar mi intimidad. Sus suaves caricias me hacían desear más de aquello y, por miedo a que fuese un sueño, no me animaba a abrir mis ojos y que esta ilusión desaparezca.
Inconscientemente, me acomodo en la cama apretando mis piernas entre sí al sentir ese cosquilleo masajearme por encima de mi ropa interior. 

¿Que es esta dulce sensación...?

Abrí levemente mis ojos y el horror de ver esos ojos rojos tan vivos sobre escalofriante oscuridad y espectar cómo se relamía sus labios con una torcida sonrisa me desesperó tanto que terminé despertando y...

¿Sólo... era una pesadilla?

Estaba jadeando y me incorporé para ver iluminación en el entorno. Solo estaba yo en mi cuarto y nadie me acompañaba. Tomé de mi cabeza con una mano y al levantar la sábanas, me sentí húmeda. Jamás había tenido un sueño tan real.

Unidos por la sangre y un pasado (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora