CAPITULO III. MÉXICO MÁGICO

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Mayo 1948

Transcurrieron ocho meses desde aquel inesperado acontecimiento. Gabriel y Maria lograron acoplarse a su nuevo hogar. Gabriel obtuvo un empleo como mecánico, los conocimientos que había adquirido en la imprenta le fueron de gran ayuda para arreglar algunos automóviles y motocicletas.

Maria entró a trabajar en un restaurante. Una taquería donde atendía a los clientes: preparaba la carne, cortaba miles de limones y también servía en pequeños platos cilantro y cebolla picada.

Además de preparar exquisitas salsas de jitomate con chile, con un gran sazón.

Vivían a unas cuantas calle de la iglesia de "Las Merceritas" a un costado de la zapatería cuyo logo era " Aquí encuentran zapatos, zapatitos y zapatotes"

Era un hogar humilde, los muros no tenían color y a simple vista se podía notar los ladrillos con los que estaba hecha la construcción. Las puertas eran de madera, y en ocasiones tenían escasez de agua.

El condominio curiosamente le pertenecía a la abuela de Guadalupe. Una vez que se fueron a la Ciudad de México, les informo sobre el lugar y les permitió vivir ahí. Claro que Gabriel quiso agradecerle enviándole un poco de dinero como renta, y aunque al inicio se negó, al final aceptó que le pagaran solamente dieciocho pesos al mes.

Los fines de semana Gabriel y Maria iban a pasear por las calles del centro histórico, asistían a la iglesia y agradecían lo que tenían. Iban a comprarse un delicioso helado de chocolate, o algunas veces compraban churros con chocolate en el famoso restaurante "El Moro"

Platicaban, reían, y disfrutaban del momento.

Gabriel la amaba demasiado, quería compartir su amor con el resto del mundo. Compartirles a todos, que tenía a la mujer más hermosa que se haya visto.

A punto de finalizar el mes de Mayo, puso todo su empeño en el trabajo, incluso laboraba horas extras y llegaba a muy altas horas de la noche, pero todo lo hacía para lograr comprar un anillo para su querida Maria.

Pensaba que era una gran locura, pero su amor por ella no se comparaba con el amor que sentía una abeja por las flores y su polen, realmente la amaba y estaba dispuesto hacerlo sin importar las dificultades que se presentaran.

Un domingo por la noche, llevó a Maria a Xochimilco, un hábitat natural que se encontraba al sureste de la Ciudad.

Una vez ahí, la dulce pareja contemplaron las aguas cristalinas, donde la luna se reflejaba. Observaron a las curiosas luciérnagas volando por las orillas del lago.

Cuando se toparon con un inmenso árbol, Gabriel sujetó a Maria y le pidió detenerse por un segundo.

-¿Qué ocurre?

-Maria, yo...vaya esto es muy difícil.

-¿Te pasa algo malo?

-No. Claro que no cariño. Solo...

-¿Qué?

-Solo quiero decirte que mi mundo sin ti no estaría completo, sabes perfectamente que yo caí rendido ante tu belleza, tu nobleza y gentileza. Te amo mas que nada en el mundo, y desde la primera vez que te vi, supe que iba a ser así. Quiero decirte que ansío con todas mis fuerzas, poder continuar estando a tu lado- Gabriel se arrodillo y saco del bolsillo de su pantalón una cajita negra. La abrió con mucho cuidado y le mostró a Maria su contenido.

-¡Oh, cielos!

-Maria. ¿Quieres casarte conmigo?

-Gabriel, no puedo creerlo- comentó Maria con mucha emoción.

MÉXICO MÁGICO  I. LA LAGRIMA DE LA LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora