¡No olvides darle estrellita a este capitulo de la historia, no a los lectores fantasmas!
Todo lo que tienes en el corazón, debe ser manifestado antes de que sea tarde
—Alejandra Pizarnik
๑ ⋆˚₊⋆────ʚ˚ɞ────⋆˚₊⋆ ๑ ๑๑๑⋆˚₊⋆────ʚ˚ɞ────⋆˚₊⋆ ๑
Sus labios rosados, sus manos frías cuál hielo, sus ojos cerrados y sus largas pestañas rubias estaban frente a mi. Su respiración era lenta, estaba dormido. Su cuerpo estaba recostado sobre un escritorio lleno de papeles desordenados, haciendo que unos mechones de su cabello rubio se atravesaran en su pálido rostro. Era muy guapo.
—Mon chéri—fue lo único que salió de mis labios, acompañado de otra palabra que no recuerdo muy bien—. Debería usted, caballero, aprender a tener buenos horarios de sueño...No es bueno que termine durmiendo en cualquier lugar—reproche en un susurro mientras buscaba una manta para cubrirlo.
El hombre siguió durmiendo. Y en mis labios se posó una sonrisa de ternura acompañada de una sensación de calidez en mi pecho. A paso lento me acerqué a él y posé mis labios sobre su frente, dándole un beso.
—Je T'aime—Hable en voz baja. Baje la mirada a sus labios, rosados, deseados. Note como las comisuras de sus labios estaban levemente curvas, formando una de sus honestas y adoradas sonrisas.
En esa sonrisa que parecía ser mi perdición. Poco a poco, el hombre abrió sus ojos que eran de un hermoso rojo carmesí que resaltaban más aún por sus rubias pestañas. Sus ojos escarlata brillaban con una intensidad abrumadora que, podría apostar que causaban un revoloteo de sensaciones en mi estomago. Su mirada era como la de un niño que recién cumple una travesura y que sonríe con una irónica inocencia.
—Ha sido una buena manera de despertarme, Madame—me dijo, mientras apoyaba su rostro en las palmas de sus manos—. ¿No le parece que sería un gran inconveniente si alguno de mis hermanos viene y la encuentra aquí, conmigo, a mitad de la noche?
Su voz delataba que el momento le divertía.
—No pensaran nada, porque saben a la perfección que nada ocurrirá entre nosotros. Usted lo sabe mejor que yo, caballero.
Con una lentitud extraordinaria, se acercó a mí. Los ventanales dejaban que la luz de luna se colara, siendo cómplice de la maravillosa imagen que tenía de este hombre; sus ojos brillaban, al igual que sus labios entreabiertos gracias a que pasó su lengua por ellos para humectarlos. Uno de sus brazos estaba apoyado en el escritorio y el otro estaba en mi mejilla.
ESTÁS LEYENDO
Serendipia (William James Moriarty)
Fiksi PenggemarSerendipia: Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. Quizá podríamos decir que hay personas que se describen a la perfección con el término "serendipia". En mis términos, las personas serendipia (o personas casualidad) llegan e...