Imagen por @tohtaka en twitter y pixiv
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Beber whisky se había convertido en un hábito.
La Guerra Santa estaba a unos cuantos pasos, palpable, pero la presencia de su señor Hades no.
Tampoco el de una estrategia confiable.
Revisó cada puto libro del inframundo, utilizó a sus subditos para buscar rastros de aquel hombre, del embaucador de Dioses.
Nada.
Definitivamente estaba vivo. Y encontrar a los vivos era mucho más difícil que a los muertos.
Perdido en el limbo de un mar sin emociones, sin dirección alguna, no podía hacer más que beber whisky.
Y luego estaba Pandora.
Una mujer con una gran fortaleza que lideraba a todo el ejército de Hades, pero que no podía dejar de lado el corazón de niña, la infancia que le fue arrebatada. Él lo sabía, pero no le importaba.
Vaso tras vaso, sentado frente al ventanal, solo esperaba órdenes, y el momento en el cual pudiera expulsar su furia.
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El juez de la ferocidad fue incrédulo. Pudo haberse dado cuenta por medio del cosmos, pero desde hacía tiempo había perdido toda esperanza de encontrarlo con vida, de encontrarlo en su territorio.
No cabía ninguna duda, aquella técnica que aturdió a Lune, no podía ser de nadie más.
–Eres tú... – dijo un tanto incrédulo, recobrando la memoria de ese cosmos. –Kanon... de Géminis, el embaucador de Dioses –se le vino a la memoria el momento en que Sorrento le llamó así.
Ahora portaba una armadura dorada, una "prestada":
Sintió que todas sus entrañas se le encogían por dentro, que los pulmones se habían quedado sin aire, que sus pies se habían enraizado en la desesperanza, y ahora que lo veía, vivito y coleando, no sabía qué hacer.
Quería correr hacia él, quería reconfortarse en aquellos brazos, beber de los labios y llenarse nuevamente de emociones, de ganas de existir, eso era, aquel ser le había entregado la motivación para permanecer en ese tiempo y espacio.
También quería golpearlo, partirle la cara, sacarle el corazón palpitante y verlo agonizando, sufrir como él sufrió (o algo similar).
Kanon derrotó con tan solo un dedo a Lune, dejándolos solos en el campo de batalla.
–Vaya, no pensé que los espectros podrían verse peor. Estás demacrado.
Fue el chispazo para que uno de los lados de Wyvern ganara, esa dualidad que en él vivía, como el lobo estepario de Harry Haller.
Rhadamanthys dirigió un golpe justo en el abdomen de Kanon, pero su puño fue interceptado por el enemigo, quien lo sostuvo del otro brazo, y, jalándolo con fuerza, le plantó un fuerte e imprevisto beso.
Por la sorpresa, se separó de inmediato. Estaba indignado. Aliviado, pero indignado.
Se limpió los labios con la palma de las manos.
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Érase una vez en Atlantis
FanfictionLos líderes bajo el mando de Hades buscan una estrategia diferente para la siguiente Guerra Santa. Buscar al hermano del Dios del Inframundo era solo el primer paso, pero la Estrella Celeste de la Ferocidad no podía confiar plenamente en las palabra...