El... ¿final?

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Aquí termina el recorrido...

Las despedidas siempre son difíciles, más cuando es algo que tu empezaste, pero no hay nada que dure para siempre, no es bueno obsesionarse con eso.

Solo hay que dejarlo ir, si te quedas en ese mismo lugar no serías diferente a un suicida que se quitó la vida por amor, el cuál apuesto a que sería un espectro el cuál no puede avanzar al más allá, porque no puede soltar eso.

No te aferres a lo que fue, por eso muchos artistas viven de la fama del pasado pero no tienen nada en el presente, dejaron de crear cosas nuevas, sería una tortura el vivir de algo que ya no puedes ni disfrutas hacer.

No entras a un museo a ver solo una pieza, en algún momento tienes que voltear a admirar otras cosas que se encuentran ahí, y no te puedes quedar en el museo para siempre, en algún momento tienes que salir.

Así es la vida, un día empieza algo y al otro se acaba, pero uno no puede vivir recordando como empezó todo ni el porqué se acabó, solo avanzas.

Es como ver un cometa en el cielo sin admirar la grandeza de este mismo, hay que aprender de las nubes, aunque un día las veas con esas hermosas formas, al día siguiente no serán las mismas, déjalas ir, cambia como las nubes lo hacen.

¿Para que pensar en un atardecer que viste hace meses?
Aún puedes vivir demasiados atardeceres.

El fin llega para todo, hasta las estrellas del cielo mueren, no debería acabarse la vida mirando a la ventana cuando puedes ver todo lo que hay afuera, no debemos vivir viendo lo que hay afuera, hay que salir, solo así podemos ver todo el panorama, aunque caigas y sangres, no te preocupes por la herida, sabes que va a acabar todo eso que te duele, solo déjalo ir.

Si no dejas que el manantial fluya se va a estancar, deja que el agua corra, aunque veas sus aguas perderse en el mar, así es como debe ser.

Todo muere, talvez hoy, talvez mañana, talvez dentro de unos años encontremos nuestro fin, pero...
¿Para qué pensar en eso?
Es inevitable, no lo podemos cambiar, hay tiempo para todo, y ahora no es tiempo de pensar en el final, es tiempo de estar presentes, ser parte del panorama completo en vez de enfocarse en un diminuto grano de arena.

Sería muy triste el pasar la vida viendo por el agujero del picaporte en la puerta cuando solo puedes abrirla y ver lo que hay del otro lado.

Así que estás son mis últimas palabras y espero les haya servido de algo...



...y colorín colorado, este cuento ha acabado.

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