[🦋] 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞

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─Dahyun ─el tono de voz con el cual dijo mi nombre en mi oido logró estremecerme de pies a cabeza

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─Dahyun ─el tono de voz con el cual dijo mi nombre en mi oido logró estremecerme de pies a cabeza.

─Na-Namjoon.

Él se apartó de mi sólo unos centímetros para tenerlo de frente; su mirada se mantenía fija a la mía.

Al cabo de unos segundos, comenzó a acercarse lentamente. Mi corazón quería salirse de mi pecho.

Él iba a besarme.

Cerré mis ojos involuntariamente en espera de aquel beso.

─Dahyun ─su voz nombrandome, nuevamente, hizo que abriera mis ojos de repente─. Te estás cayendo de la cama ─dijo y fruncí el ceño totalmente confundida.

Entonces, todo desapareció para ser sustituido por la oscuridad y terminar sintiendo el golpe seco de mi cuerpo contra el piso frío. Ante eso, mis ojos se abrieron con lentitud para encontrarme, con la poca claridad que se me permitía ver al entorno, en el cuarto de mi mejor amiga o mejor dicho en el piso después de que ella me empujara.

Me senté en mi lugar y miré hacia la cama. Sobre ella, la castaña estaba extendida a lo largo y ancho en forma de estrella.

Mi ceño se frunció. Siempre era lo mismo cada vez que hacíamos pijamadas con Hyesoo. Ya sea en su casa o en la mía, siempre terminaba empujándome de la cama.

Me levanté del piso para salí del cuarto y dirigirme a la cocina; un hambre brutal se apoderó de todo mi ser.

─¡Aigo! ¿A ti qué te paso? ─espetó el castaño apenas crucé la entrada hacia la cocina─. ¿Un camión?

Le dí una mala mirada y me senté frente suyo.

Entendí el motivo de su pregunta pues tenía mi cabello hecho un revoltijo, mi cara era de somnolencia total, tenía puesta una pijama de ositos que me prestó Hye y unas pantuflas de pato.

─Cállate, Jimin ─le pidió la señora Shin sirviendome el desayuno─. Buen día, linda, espero que te guste ─me dijo con una sonrisa.

Le devolví el saludo con una reverencia y luego le agradecí.

─Recuerdo que alguien dijo que no tenía favorito ─comentó Jimin mirando a su abuela de reojo─. Pero que mentira más vil, siempre hay un favorito.

─Jimin, eres muy dramático ─acotó la mujer.

El castaño a mi frente comenzó a hacer berrinches. Era sorprendente como aún con el pasar de los años algunas cosas no cambiaban en lo absoluto.

Y entonces, en un abrir y cerrar de ojos Jimin pasó de estar sentado en la silla a estar tirado en el piso después de haber perdido el equilibrio.

Definitivamente, muchas cosas no cambiaban.

𝐍𝐔́𝐌𝐄𝐑𝐎 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐂𝐀𝐃𝐎 | 𝐉𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora