13. La verdad

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-No sé cuál es tu problema, mi familia no te hizo nada. Ni si quiera recuerdo tener alguna clase de relación contigo- Patricio levantó la manos indicándole confianza al hombre que le apuntaba.

-¿Ah no?, claro que me conoces... Permíteme aclarar tu memoria...-"El otro" salió de las sombras acercándose poco a poco a la poca luz de las calles que entraba por la ventana de la habitación -Hola, Patricio. Es un gusto volverte a ver.

Patricio no creía lo que sus ojos presenciaban en ese momento. -¿Doctor Gutiérrez?, debe ser una broma...- Dijo tratando de asimilar que la persona que lo estaba cazando, era el mismo doctor que habia sido su instructor durante su pasantía, el mismo que parecía tan sabio y un hombre que usaba la ciencia para el bien.

-Tu puto hermano jodió mi familia cuando se le acercó a mi hija, entregó a mi pequeña a esos hijos de puta, ¡Y LUEGO LA VIOLARON, LA FOTOGRAFIARON Y EXPUSIERON ANTE TODA SU ESCUELA!- Dijo el Doctor.

-Cuando denunciamos, le dieron una maldita sentencia de 5 años a esos siete malditos... Pero tu hermano... Ese hijo de puta se salió con la suya una vez muerto. Velo como un regalo el hecho de que lo hayan matado sus amigos y no yo. Porque yo le hubiera hecho, a mi manera, lo mismo que le hizo a mi pequeña.

-Sé que está molesto, lo entiendo, pero no puede ser cierto lo que me dice... No sé qué dijeron esos malditos sobre mi hermano para justificar sus atrocidades, pero puedo meter las manos al fuego por Roberto y jurar por mi vida que él no era cómo usted cree. Sé que su hija quedó lastimada de por vida y usted también... Pero ella sigue aquí... Mi hermano no...- Las ganas de Patricio de matar a "el otro" no habían desaparecido, sin embargo, trataba de mostrarse razonable ante él. Su verdugo estaba armado con un arma a distancia y Patricio tenía un machete oxidado. La ventaja era evidente.

-Mi hija tampoco está conmigo... Se suicidó tras no aguantar las burlas, las críticas... Esas fotos se hicieron tan conocidas que por todos lados había un maldito pervertido lanzadole de piropos... Tu hermano se llevó consigo al infierno la dignidad de mi hija...- El doctor sacaba una foto de su familia de tres sin dejar de apuntar el arma, comenzaba a sollozar -Después, mi esposa murió por problemas del corazón... Tengo la teoría  de que no aguantó la tristeza que le provocó nuestra pérdida...

-Lo lamento, doctor... En serio...

-¡CÁLLATE!, por eso quería matar a tu hermano, porque mientras que su caso se volvía tan conocido y mediático... El caso de mi hija quedó impune por parte de la justicia y prácticamente no se hizo nada al respecto hasta que esos malditos mataron a alguien...- El doctor por fin había bajado la pistola y se limpiaba las lágrimas con los dedos- Los hombres creemos que todos los movimientos de las mujeres son un chiste y que están llenos de hipocresía, y puede que sí, sin embargo, son los mismos que pueden salvar la vida de la hija de alguien más...Porque perderla es peor que una patada en los huevos... - Cayó de rodillas tras un momento de desorientación y desequilibrio.

Patricio no sabía qué decir, el sabía que no era cierto lo que ese hombre afirmaba, su hermano nunca haría algo así. Concluyó que la muerte de su hija lo había trastornado y que todos sus asesinatos eran el producto de su delirio, concluyó que sus acciones estaban justificadas comparadas con las del doctor. No sabía si apiadarse de él tras un acuerdo, o matarlo para acabar con su sufrimiento. Él se acercó lentamente al hombre que estaba de rodiilas llorando, por un momento dudó en matarlo, ni siquiera había tenido ese conflicto moral para embarcarse en su reciente aventura sangrienta... ¿Puede hacerlo? Si, ¿puede vivir con eso? Obvio, pues de matarlo depende su vida, ¿lo merece? No del todo... Sólo es una victima del sistema... son simples secuelas de ese daño...

-Vamos, levántatese doc, ninguno merece morir.. -Dijo Patricio al fin tras tomar una decisión.

El hombre levantó la mirada, de forma de Patricio logró ver las lágrimas y dolor en sus ojos.. -No... tienen que pagar todos... Por uno pagan todos...- Dijo el hombre sollozando, apenas pudiendo hablar.

Cazar sin ser cazado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora