014 | Cumpleaños

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¿Dije que le iba a dar el derecho?

Olvidenlo.

Mi orgullo no se lo permitió.

Lydia se sentó a un lado de Stiles. Madison estaba sentada al frente de su padre, a la derecha tenía a Ellie y a su izquierda a Eli. Parrish se sentaba al otro lado de Malia, que se encontraba sentada al lado de su mejor amiga, su tio estaba sentado al lado de Eli, Allison al lado de Scott, su abuelo del otro lado de su padre y a su lado estaban Melissa, Chris, Derek y Deaton. Liam, Hikari y Mason, hablaban entre los tres, sentados en el sofá.

Todos hablaban de diversos temas entre sí.

La comida aún no estaba lista, así que se la pasaban hablando.

La castaña levantó la vista y ahí estaba. El Nogistusne, sabía que no era real, pero lo parecía tanto.

Sin embargo, iba a dejar eso de lado. No iba a dejar que eso la derrumbe. Esta vez, se enfocaria en pasarla bien, aunque sea solo por una noche.

—¡Madison!—exclamó Ellie trayendola a la realidad—¿Te encuentras bien?

—¿Ah? Si, genial. No te preocupes— dijo con su mejor sonrisa, que por cierto la rubia se lo creyó, y se puso a hablar con Malia. Que apenas hablaba, pero la escuchaba pacientemente.

Sin embargo, había alguien, que la conocía perfectamente y no la dejaría tan tranquila.

—¿Ya te dije que eres pésima mintiendo?— se escucho la voz de Eli cerca de ella.

—No mentía— miente.

—Ya — murmuró y le puso una mano en la rodilla, la cual segundos antes no paraba de moverse hacia arriba y abajo. Gracias a su mano, dejo de moverse— ¿Qué sucede?

—Es...— se mordió el labio inferior nerviosa— la persona que llego inesperadamente a mi cumpleaños.

Eli le hecho una mirada rápida a Lydia que hablaba con Stiles y se centro en la castaña—Tranquila, solamente intenta ignorarla. Al menos, hasta que estés lista para hablar con ella— dijo acariciando levemente su rodilla para darle ánimos.

—Lo sé. Es solo...no sé siente como si fuera mi madre.

—No tiene que sentirse así. Se fue cuando eras una niña, Madison. Apenas la recuerdas, no tiene nada de malo que no sientas que es tu madre.

—Pero...

—No es tu madre. No todavía. No se ganó ese nombre ni por asomó. Déjala que haga merecerse esa etiqueta. Déjala que demuestre cuanto quiere a su hija de vuelta. Si es así, entonces hará todo lo que pueda para eso, sino entonces tendrás a una persona que no necesitabas fuera de tu vida. Eso no es precisamente malo.

Mads se quedó perpleja por unos segundos por las palabras de Eli y asintió con una pequeña sonrisita.

Hale tenía razón y mucha razón. Lydia podía ser su madre de sangre y ser una buena persona. Pero eso no significa que tenga que llamarla madre. No recuerda casi nada de ella, ¿y solamente la dejaría entrar a su vida? ¿Tan fácilmente?¿Qué hizo para que ella creyera que se lo merece? ¿Cómo le demostró que realmente la quiere en su vida?

De ninguna forma. En ningún momento.

Madison podía entender la razón de porque se fue, a la perfección. Pero si quería que ella la viera como su madre, tenia que ganárselo. Tenía que ganarse el derecho de ser su madre.

Porqué las madres no son las de sangre. Son las que están ahí desde el día uno. Las que te crían, las que te aguantan en tus peores momentos y te felicitan en los mejores, las que te comprenden sin lugar a duda y te apoyan en lo que decidas, Jamás te dejarían sola y darían su vida para protegerte. Si por alguna extraña razón, tienen que marcharse antes de tiempo. Entonces, tendrían que buscarse la propia manera de recuperar a sus hijos. Buscar la forma de ganarse esa etiqueta tan importante. Que finalmente haga que sus hijos la llamen Mamá.

Generations | 𝘌𝘭𝘪 𝘏𝘢𝘭𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora