IX.- Sin una despedida

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Ya habían pasado cinco días desde el percance en el cumpleaños, Lisa estaba en su habitación muriendo de ansiedad, la verdad es que no entendía a Jennie, no entendía por qué no quería hablar de las cartas que se habían enviado, por que quería actuar como si todo lo que se dijeron en ellas no existiera, por qué quería hacer como si nada hubiera pasado, pues era claro que algo estaba ocurriendo, por lo menos en ellas si, algo cambió, algo despertó en su totalidad, pues no es como si fuera algo nuevo, era algo que ya habitaba en ella desde hace mucho tiempo, simplemente esas cartas habían avivado el fuego.

Lisa se estaba volviendo loca, realmente no le podía poner nombre a todo aquello que estaba sintiendo, además de que aquello era tan fuerte y tan profundo que incluso le daba miedo.

Y es que siempre había querido a Jennie, siempre había procurado hacerla feliz y apoyarla, pero ahora todo se estaba intensificando, además de que se estaba complicando, pues justo ahora Jennie tomó distancia, y esto sólo hacía que Lisa se confundiera más, ya que el dolor que sentía en su pecho cada noche antes de dormir y cada mañana al despertar no era ni de lejos normal, y todo esto le pasaba por qué pensaba intensamente en Jennie, en cómo volver a hablarle, en por qué realmente llegaron al punto de discutir de esa manera, en si Jennie sentía de la misma forma, y si era así, por que se negaba a hablarlo con ella.

En su carta Jennie le había dicho que tenía muchas preguntas, y se sentía confusa, pero ahora que podían haberlo hablado tomó esa actitud tan hiriente y tan a la defensiva, como si de alguna manera Lisa pretendiera hacerle daño o forzarla a algo, cuando claramente ella sería incapaz, y esto era lo que le dolía más, pues pareciera que no la conocía, que de pronto se le había olvidado todo lo que habían vivido juntas, como cuando Jennie perdió a su madre dos años atrás, Lisa había sido uno de sus principales apoyos, en todos los sentidos, como cuando el siempre patan de Jimin había querido sobre pasarse con ella, Lisa se había encargado de dejarle claro que con Jennie nadie se metía.

Varias veces sus lágrimas escapaban sin su permiso al pensar en todo aquello, jamás se había sentido así, tan triste y tan vulnerable, estos días se habían convertido casi en un infierno.

Si por lo menos tuviera a Jennie a su lado, para hablarlo, para descifrarlo, para así entre las dos entender todo aquello que sentía, o que más bien sentían, pues en aquella carta Jennie dejó claro que también le pasaban un montón de cosas, y sabía que Jennie jamás le mentiría, y mucho menos en eso, pero no, ella no estaba más, y lo que más le asustaba es que ni siquiera sabía si Jennie alguna vez volvería a hablarle, ya que desconocía las reacciones que había tenido, así que tampoco sabía cómo era que se podría arreglar las diferencias que habían tenido.

Lisa no sabia que debía hacer o a quien acudir, esto obviamente no lo podía hablar con nadie de su familia, temía que de alguna manera se molestaran, pues en el fondo también sabía que algo fuera de lo común estaba ocurriendo entre ella y Jennie.

Y con Rosé, no sabía qué pensar de Rosé, sin lugar a dudas siempre la había apoyado, siempre estuvo a su lado, pero este tema de alguna manera le costaba, pues siempre intentaba que ella no se sintiera desplazada por Jennie, pero sabía perfectamente que muchas veces no lo lograba, y aún que no era algo que hiciera a propósito, entendía y hasta podía ver en los ojos de Rosé que esto le dolía.

La quería muchísimo y de ninguna manera quería incomodarla más, así que prefirió no hablar de estos temas con Rosé.

Por otro lado, Rosé paseaba junto con sus primas por las orillas del pueblo cuando vio a Jennie y a su familia caminar a la estación del tren con varias maletas, Rosé tan alegre y social como siempre lo era, se acercó a ellos, para saludarles y preguntarle a Jennie, — ¿Ya se van al viaje que nos comentaste la otra vez?.— A lo que Jennie contestó, — Así es Rosé, ahora mismo vamos de salida. Te cuidas mucho y cuidas mucho de Lisa, ya sabemos cómo es de impulsiva y loca, dile que también cuide mucho de ti, ya que no eres menos loquita que ella, pues no tendré tiempo de pasar a su casa antes de irme.— A lo que Rosé pregunto, — ¿Como?, ¿No te despedirás de Lili antes de irte?.— Jennie respondió con un evasivo y cortante, — Ahmm no tuve tiempo, pero tú puedes hacerme el favor de darle mi recado.— Rosé trato de saber por qué de su actitud, pero Jennie evadió el tema, le dio un abrazo y un beso y se marchó a su viaje.

A Rosé esto le pareció extraño, pero tampoco quería tomarle mucha importancia, sin embargo algo dentro de ella la hizo caminar directamente a la casa de Lisa para darle la noticia, quería saber que era exactamente lo que estaba pasando.

Así que llegó y se fue directo a la habitación de Lisa quien se encontraba sentada en su escritorio escribiendo algo en su libreta, sin rodeos le dijo, — Hola Lili, solo vengo a saber exactamente qué está pasando entre tú y Jennie, ¿como es posible que se haya ido de viaje y ni siquiera haya pasado a despedirse de ti?.—

Lisa se levantó de la silla sobresaltada y casi gritó, — ¿Que?, ¿Como que se fue de viaje?, ¿cuando? ¿A qué hora?.—

Rosé un poco desconcertada le respondió, — Pues no se, hace unos minutos me la encontré junto con su familia y varias maletas en camino a la estación del tren.— Lisa no espero a que dijera más, tomó una carta que estaba sobre su mesita de noche y corrió, corrió sin pensar en nada más que en llegar antes de que Jennie partiera.

Rosé se quedó por un minuto en la habitación de Lisa y pudo ver cómo en la libreta que segundos antes estaba en las manos de Lisa estaba escrito el nombre de Jennie una y otra vez, además de varios bocetos del rostro, labios y ojos de Jennie, de ser sincera, estuvo tentada en ver qué más contenía aquella libreta, pero no lo hizo, por qué algo le decía que de alguna manera aquello no le iba a gustar, y mejor salió detrás de Lisa.

Al llegar a la estación, con dificultad debido al vestido que llevaba puesto ese día, se dio cuenta que el tren estaba por ponerse en marcha, así que como pudo corrió aún más fuerte sin importarle que de la parte baja del vestido salieran sonidos de la tela desgarrándose por la presión.

Lisa empezó a gritar como loca por todo el andén, — ¡Jennie! ¡JENNIE! ¡JENNIE!.— Cuando vio que de la ventanilla en movimiento que estaba a unos cuantos metros de ella, salía la cara llorosa de Jennie gritando, — ¡LILI!, ¡LILI!.—

Lisa corrió hacia ella, estirando su brazo para entregarle la carta, Jennie hizo lo mismo, para alcanzarla y tomarla, por poco no lo hace, pero con un último esfuerzo de Lisa logró dársela.

Y cuando lo logro solo se quedó ahí parada, sin decir nada, solo miraba a Jennie con las mejillas empapadas en llanto, no entendía de nuevo que le estaba pasando, pues a pesar de que sabía que pronto volvería, era como si con Jennie se hubiese ido un pedacito de su corazón.

En ese preciso momento sólo sabía que no podía esperar para volver a ver a su Nini.

Cuando Jennie volvió a entrar en el vagón del tren, sus tres hermanas la miraban sorprendidas, ya que Jennie estaba visiblemente afectada, y aún que sabían que Lisa era su mejor amiga y no la vería en un par de semanas, tampoco consideraban que fuera para que se pusiera así.

Primero hablo Sana, preguntando, — ¿Que pasa Jennie?, ¿por que estas así?.— A lo que Jennie respondió, — Es que no me pude despedir de ella.—
A lo que Jihyo dijo, — Pero Nini, pronto la volverás a ver, no te pongas así.— Jennie solo la miró con una mueca de evidente dolor, a lo que Momo la abrazo y le dijo, — Supongo que se molestaron por algo, pues no tendría otra explicación que no se hayan despedido, pero Jennie, nosotras estamos aquí contigo, y no nos gusta ver a nuestra hermanita menor de esta manera, así que por favor cálmate y cuéntanos despacio que fue lo qué pasó, no sé por qué no nos dijiste antes de todo esto, pero aquí estamos para ti, ¿de acuerdo?.— Momo le dio un beso en la mejilla y se dispuso a escuchar.

Jennie les contó, pero todo fue mitad verdad, mitad mentira, ya que aún que sabía que sus hermanas la amaban, no sabía si podrían entender, todas las cosas confusas que estaban pasando entre Lisa y ella, si ni siquiera ella misma sabía realmente que es lo que estaba pasando, que estaba sintiendo.

Sus hermanas solo la escucharon, la abrazaron y le limpiaron las lágrimas, además de que la animaron a arreglar las cosas con Lisa en cuanto estuvieran de regreso, pero aún con todo su cariño no pudieron calmar el dolor que estaba sintiendo al alejarse de Lisa en estas circunstancias.

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Estoy viva aún, espero les haya gustado este capítulo. 🥺

120 AÑOS (JENLISA) *ADAPTACION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora