XIII.- Mi amor

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Aquella noche en la que ambas dieron su primer beso, fue como si un mundo totalmente diferente se hubiese abierto ante sus ojos.

Aquella noche quedaría marcada en su alma como una de las más hermosas que pudieran recordar, sus cuerpos tuvieron que decirse adiós, pero sus almas jamás lo harían.

Todas las palabras del mundo jamás podrían explicar lo que querían expresar.

Un mundo de nuevas sensaciones se despertó ante ellas, ahora qué se habían dado cuenta que disfrutaban intensamente de darse un simple y pequeño beso en la mejilla, de tomarse de las manos, de siquiera sentir un roce de la piel contraria.

Todo el amor y todo el romance adolescente y febril se habían revelado ante sus ojos, y no querían parar de sentirse así.

Si algún día por algún motivo no podían verse, siempre encontraban la manera de sentir a la otra cerca, pues inventaron un lenguaje secreto donde por medio de la luna o incluso del viento se mandaban besos y abrazos, ya que se juraron que cada que una mirara a la luna la otra le estaría diciendo un té quiero, y si por la noche se extrañaban salían a su patio a esperar que alguna pequeña ráfaga de viento rozara su mejilla en señal de un beso, o si incluso el viento era más fuerte serían abrazos para envolver a la otra y protegerla de cualquier cosa que en su día no hubiera salido bien.

Sin duda, eran un par de locas enamoradas, tanto que muchas veces no sabían disimular sus miradas y sus palabras dulces.

La realidad es que vivieron por muchos días como en una nube de extasis interminable, hasta que un día tuvieron que aterrizar de todo aquello que les estaba sucediendo.

Claramente se podía decir que la conexión que ya existía entre aquellas dos casi niñas se hizo aún más profunda, tanto como muchos jamás podríamos entender, pues era casi mágica, como espiritual, algo que solo ellas comprendían, algo que solo ellas sabían, pues de ese día en delante se decían "te quiero" con tan solo la mirada.

Cada que sus manos se rozaban una electricidad les recorría todo el cuerpo hasta llegar al corazón, y con mirada tímida se reían al sentir aquello.

A partir de aquella noche todo entre Lisa y Jennie fue realmente lindo, ambas estaban seguras de que aquello era algo que tenían que mantener solo entre las dos, pero aún así, siempre estaban buscando el momento para poder estar aún que fuera unas minutos a solas para poder mirarse dulcemente a los ojos, o tomarse las manos, o simplemente hacerse algunas caricias inocentes en el rostro o en los brazos.

Si alguien hubiese podido ver aquello sin ojos contaminados por prejuicios y odio, seguramente habrían pensado que era lo más lindo que jamás hubiesen podido observar.

Ellas eran simplemente dos almas amando de la manera más romántica posible, de una forma tierna y entregada.

Realmente en ese justo momentos Jennie y Lisa no pensaban en si lo que estaban haciendo era bueno o malo, si estaba bien o mal visto, simplemente se limitaban a disfrutar de estar juntas, simplemente estaban aprendiendo que se sentía amar, que se sentía perderse en los ojos de alguien que te miraba con tanto o más amor de con el que tú le mirabas.

Los próximos meses siguieron su curso natural y fueron como de ensueño, la realidad era que Lisa y Jennie cada día estaban más enamoradas y cada vez era más difícil ocultarlo, pues a veces sin darse cuenta se quedaban mirándose embobadas, hasta que un día platicando todo lo que les pasaba se dieron cuenta que debían parar, que no podían continuar así, o serían descubiertas, y ni siquiera querían pensar en las consecuencias que aquello implicaría.

120 AÑOS (JENLISA) *ADAPTACION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora