X.- Como expresarme, como decirte

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Carta de Lisa para Jennie.

"Querida Nini:

Primero que nada quiero disculparme por mi actitud de la otra vez, se que quizá sobrepasé algunos límites, y por eso espero puedas perdonarme.

No quise decir cosas hirientes, y aún que me costó entenderlo sé que tú tampoco quisiste hacerlo.

Ambas dijimos cosas que seguramente no habríamos dicho o hecho, si yo no fuera tan insistente, de nuevo lo siento.

Ahora mismo no tengo más palabras para decirte, solo que pensé que si la otra vez pudimos decir tantas cosas que jamás habíamos dicho por medio de letras, tal vez, ahora, si hubiese funcionado hablarlas, pero es que no se como expresarme, ahora mismo no sé cómo decirte que ya no quiero estar así.

Que yo aún no dejo de sentir que te quiero, igual como el primer día que te miré.

Sin embargo si tú decides que jamás quieres volver a hablar de todo lo que dijiste en tu carta, yo lo respetaré y nunca volveré a mencionarlo, solo por favor, jamás te alejes de mi.

Estos días que e estado sin saber de ti han sido una total agonía, si te soy sincera, no sabía que me podía llegar a sentir de esta manera tan horrible, todo lo que quiero es correr a tu casa y pedirte disculpas, que me abraces y esto se arregle, pero mi orgullo no me lo a permitido.

Disculpa si sueno egoísta, pero de cierta manera espero que te esté pasando igual, ya que eso significaría que sientes como yo.

Además tengo miedo, miedo de tu reacción, de que ya jamás quieras volver a hablar conmigo, y eso si que no lo soportaría Nini.

Soy un mar de dudas y un manojo de emociones negativas, pero lo más triste aquí es que muchas de esas emociones no las entiendo, y quisiera que tú estuvieras conmigo y me ayudaras a descifrarlas, sé que a tu lado sería más fácil.

Quiero ahora mismo llegar hasta tu puerta y decirte todas estas cosas, quisiera que tú me entendieras, y que como siempre a sido me des consuelo y cariño...

Nini, Nini, oh mi dulce y tierna amiga Nini, te juro que de haber sabido que pasaría algo así jamás habría insistido, pero también te juro que pensé que como yo, también querías hablar de lo que nos pasa, pues en tu carta había tantas preguntas, que yo pensé que las resolveríamos juntas.

Tengo miedo de que te vayas a tu viaje y sigamos así, por que entonces no sé cuánto más tenga que seguir con esta agonía, y te prometo que es lo más cercano que en toda mi vida e sentido a estar muriendo.

Por eso por favor, léeme, discúlpame y habla conmigo de nuevo.

Te estaré esperando en la cabaña abandonada del lago para que arreglemos esto a las 3 de la tarde cada día hasta que decidas hablar.

Siempre tuya, Lili."

Jennie estaba leyendo la carta en la primera oportunidad que tuvo de estar sola por un momento durante su viaje, y quedó muy pero muy inquieta, aún que realmente agradecía que tendría unos días para pensar sobre todo aquello, y así poder hablar con calma con su querida Lili.

Durante estos días Jennie se sintió profundamente inquieta, pues aún que fuera una cobarde por no querer hablar de sus sentimientos con Lisa, también ella lo necesitaba, debido a que la confusión era más profunda cada día.

Aquellas dos semanas que estuvo de viaje, si bien las disfrutó, por las noches antes de dormir sus ojos derramaban unas cuantas lágrimas al pensar en Lisa, al despertar lo primero que le venía a la mente es como estaría Lisa, que haría ese día, si la estaría esperando en la cabaña, ya que ella jamás le dijo cuánto exactamente duraría su viaje y menos cuando volvería.

Ya se estaba haciendo día de volver y mientras tanto Lisa cada tarde puntúal a las tres llegaba a la cabaña, la esperaba por una hora y después se marchaba.

Cada día era un poco más frustrante estar haciendo eso sin tener siquiera la certeza de que Jennie quisiera volver a hablar con ella.

Lisa cada día estaba más triste y ya todos empezaron a darse cuenta, sobre todo Rosé, la que empezó a ver que su amiga cada día se miraba más ojerosa y cansada, incluso ya no sonreía igual cuando le platicaba sus historias absurdas.

Rosé entonces también se dio cuenta de que religiosamente a las 3 de la tarde, Lisa se presentaba en la cabaña abandonada del lago.

Sin que Lisa le dijera ni media palabra, Rosé supo que estaba de alguna manera, esperando el regreso de Jennie.

Rosé entonces entendió que no importaba lo que hiciera, la sonrisa de Lisa solo regresaría el día que Jennie estuviera de vuelta, y dependiendo de cómo arreglaran los problemas que evidentemente habían tenido. A ella nadie le contó nada, ella simplemente dedujo todo a partir de los ojos tristes de Lisa, y la forma evasiva en la que le había hablado Jennie cuando la vio antes de partir.

No podía negar que quería saber que estaba pasando, pero decidió que si Lisa no se lo contaba, ella no tenía por qué preguntar, ya que se suponía que se tenían la suficiente confianza para contárselo todo.

Los días pasaron y Lisa no le contó nada a Rosé, los días pasaron y por fin Jennie estaba de regresó.

Fue una tarde especialmente calurosa. Lisa estaba un poco más desesperanzada, un poco más triste y ojerosa.

Estaba sobre el pequeño muelle fuera de la casa, mirando hacia el lago, el viento rozaba su piel proporcionándole algo de frescura, justo estaba perdida en sus pensamientos, intentando por todos los medios no volver a llorar, por lo menos no en ese muelle que tan bellísimos recuerdos le había dado, por ejemplo la primera vez que se percató lo exquisitamente hermosa que le parecía la sonrisa de Jennie, o la primera vez que se quedó absorta mirándola, con la boca medio abierta y los ojos atentos, hasta que la misma Jennie le había hecho volver a la realidad al reírse de como mencionó ella misma, quitara esa cara de boba y mejor se tirara al agua.

Pensaba, y pensaba, cada vez con más ganas de llorar y cada vez más con la certeza de que Jennie no le volvería a hablar, no quería pensar así, pero se había enterado que hacía ya tres días Jennie junto con su familia estaban de regreso, pero en ningún momento Jennie había intentado contactar con ella de ninguna manera, ya iban a ser las cuatro de la tarde y su espera ya se estaba volviendo dolorosa e infructuosa, así que estaba tomando valor para volver a su casa, a su habitación, y llorar, llorar desconsoladamente, pues había perdido a su mejor amiga, simplemente por ser tan terca.

De pronto a sus espaldas, justo frente a la puerta de la cabaña se escuchó un débil y casi imperceptible sonido que decía: "Lisa".

Efectivamente, al voltear Jennie por fin estaba allí, mirándola, pero no entendía nada, por primera vez no pudo leer su mirada.

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🥺🥺🥺🥺

No sé qué decir, más que gracias y disfruten tanto como yo esta historia.

120 AÑOS (JENLISA) *ADAPTACION*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora