Capitulo 2: Hoshi el Investigador

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Kwon SoonYoung tenía un par de semanas viviendo en Haicheng en esa fría mansión con sus temerosos compañeros de trabajo y dos hermanos omegas particulares.

Xù MingMing era duro, sobreprotector con su hermano pese a que vivan discutiendo (los ha oído y visto a veces oculto en los pasillos), nunca sonreía y era un omega difícil de simpatizar.

Xù MingHao era igual de fuerte pero de apariencia delicada, excesivamente hermoso (a ojos de SoonYoung), elegante, discreto y encantador (de nuevo, a ojos de SoonYoung). Porque para el resto de los trabajadores los hermanos eran unos demonios.

Era conciente de los rumores alrededor de ellos, y no los creía del todo. No veía a los hermanos asesinando a alguien a sangre fría, sobretodo si eran compañeros.

Pero más allá de eso, lo que no entendía aún era, ¿por qué los hermanos trabajaban en su propia casa como sirvientes?

Diría que a ellos les gusta trabajar porque ha visto a MingHao cocinar y de paso a MingMing entrenar a los guardias, pero dudaba que ellos hayan elegido eso por si mismos.

Balanceó la azadón y cortó el pasto largo que había crecido tras días de lluvia.

–SoonYoung.

Dejó el azadón y miró a Zhan.

–¿Si?

–¿Te encuentras bien?

–Estoy bien, ¿por qué? ¿He hecho algo mal?

–Nada de eso. Solo me pregunto, ¿todo bien contigo y tu hija? No hablas mucho sobre eso, ¿necesitas ayuda en algo? Puedes decirme, solo a mi, los demás son chismosos.

–De hecho. -se irguió. Era vergonzoso que el omega fuera diez centímetros más alto que él.– Quería preguntar si conoce una buena escuela donde pueda inscribir a mi hija.

–Oh. Conozco varias, pero te recomiendo donde estudia el hijo de MingHao.

–¿Es costosa?

–Un precio razonable. Luego de nuestra de salida te acompañaré para que hables con el Alpha, todo saldrá bien, mientras no molestes a sus hijos será aliado. Y hablo enserio, así de arisco como es ahora es lo más amable que puede ser en un buen día. Por cierto, ¿puedes llevar las calabazas a la cocina? Lo haría yo pero le debo unos cuantos yuanes a MingHao y no quiero que me salpique aceite caliente hoy.

–¿Por qué yo?

–Saliste vivo de ahí la última vez. Significa que le caiste bien a MingHao. Y eres un alfa, eso ya es mucho.

–¿Qué tiene que ver que sea un alfa?

–Hmm. -Zhan se acercó a su oído.– ¿Te has dado cuenta que MingHao no tiene ni un alfa o beta hombre en su cocina?

–Ah, si, me fijé pero no le dí mucha importancia.

Zhan sonrió y negó con la cabeza.

–MingHao no deja a los alfas acercarse a él, si acaso a su padre y a Yibo. Ve por la carretilla y trae el agua, guapo.

SoonYoung suspiró, le entregó el azadón y fue por la carretilla.

–Estoy seguro de que Zhan no vendrá hoy. Ese cobarde me debe dinero. -bufó MingHao.

–¿Volvieron a jugar dominó? -rió uno de los cocineros.

–Y obviamente él perdió. No tengo más queso, los tarados que trabajan en la mañana no reponen lo que usan nunca. Ya regreso. -MingHao dejó el cuchillo y fue al almacén.

SoonYoung entró a la cocina en ese momento.

–Buenos días. No tardaré, señores. -arrastró la carretilla hacia el almacén antes de que los demás lograran advertirle que no entrara.

El Verdadero Alpha -SoonHao (7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora