Humillado y exiliado. Kwon SoonYoung se larga de Corea con su hija de cinco años; viudo y sin ganas de encontrar una madre para su hija, decide criarla él mismo, por lo que cuando ofrecen un buen trabajo en la manada Xù de China, no duda en volar ah...
Advertencia: Smut. Violencia. ¿Tortura? Digo, porque el man ya estará muerto.
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Los tres adultos despertaron por la alarma del reloj.
–¡Apaguen esa cosa infernal! -MingMing lanzó una almohada y el reloj cayó al suelo.
MingHao bostezó y se levantó de la cama.
–YanAn, despierta, tienes que ir al colegio.
–No, los lunes no existen, son un invento del gobierno para controlar a las masas.
–¿Quién te dijo eso?
–El abuelo.
MingMing se echó a reír.
–Papá lo decía cuando tenía reunión y no quería ir. -el hermano menor se estiró y quedó todo chueco en la cama.– Odio los lunes. MingHao, ¿tu macho está dormido todavía? Con todo el ajetreo de ayer con estos mocosos no creo que quiera levantarse.
–Me da lastima por él, pero es padre y tiene una responsabilidad. -se colocó su albornoz y caminó hacia la otra cama.
Efectivamente, SoonYoung seguía dormido, recto como una vara, mientras ByulYi estaba toda torcida y acaparando gran parte de la cama.
–Huh, encontré a tu alma gemela, MingMing. -tocó la oreja de SoonYoung.– Soon, son las seis, levántate.
–Excuse me? Yo no hablo chino, vuelva más tarde. -murmuró en coreano.
–... No eres un tigre. -también habló en coreano.
Al instante SoonYoung abrió los ojos.
–¡Mientes! ¡Me haces daño y luego te arrepientes!... Ejem, digo, buenos días.
El omega rodó los ojos.
–Actívate, Soon. Búscate un café en la cocina.
–Mejor compraré mi propia cafetera. -suspiró.– Hoy es lunes... ¿Qué hora dijiste que era?
–Las seis. Aún tienes tiempo de...
–¡ByulYi son las ocho, vas tarde al colegio!
–¿¡Qué!? ¡No! -la niña se paró de la cama.
–¡Si! ¡Es una tragedia! Debemos bañarte y vestirte, vamos. -agarró a su hija y miró a los hermanos.– Siempre funciona.
