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A João no le cae mal Enzo, a pesar de todo lo que su actitud reacia hacía él en algunas en ocasiones, no le desagrada que sea hablador, cuando Félix tiene sus energías sociales renovadas puede seguirle el ritmo en una conversación (su español está...

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A João no le cae mal Enzo, a pesar de todo lo que su actitud reacia hacía él en algunas en ocasiones, no le desagrada que sea hablador, cuando Félix tiene sus energías sociales renovadas puede seguirle el ritmo en una conversación (su español está un poco oxidado, pero Fernández suele suavizar sus modismos para que haya un entendimiento entre ambos) y normalmente su tema central, el fútbol, es una pasión que ambos comparten haciendo que cuando la charla se centra en ese tema sea enérgica y más llevadera.

Por supuesto, el argentino tiene unos suaves tintes de soberbia en sus acciones, su actitud a veces es infantil o es algo caprichoso en algunos aspectos, pero no es tan malo cuando podes soportar unos minutos con él. Es divertido, su voz rasposa te hace cosquillas en el oído, tiene un modo de expresarse que siempre lo hace mover las manos para dar a entenderse y suele sonreír muy seguido en cada oración.

Uh... ¿en qué estaba?

Ah, sí.

Siempre hay días y días, hoy es uno de los buenos días donde se llevan bien, donde João no se siente cansado por nada en el mundo, viene de una ducha bien caliente después de un buen día con el club. Pudo distinguir el pelo platinado de Enzo a distancia, pero prefirió fingir que no lo veía ya que este venía en silencio para "sorprenderlo".

──¡Buuuu! ── Lo abrazó por la espalda, en un "ataque" para generarle un susto.

¿Ven? infantil, totalmente muy poco profesional para tener veintiún años, pero en lugar de enojarse, pudo reírse.

──¿En serio creías qué podías asustarme? ── Enzo no lo soltó, se quedó aferrado a su espalda como koala, riéndose de la falta de susto en él.

──Una parte de mi me tenía mucha fe. ── Lo liberó para que pudiera agarrar sus cosas, seguía teniendo mojado el pelo, haciendo que pequeñas gotas de agua cayeran en su abrigo. ──¿Ya te vas?

Movió los hombros, con una expresión de "duh" en su rostro. ──Sí, ¿qué más tenemos por hacer?

──Es que te quería acompañar, así aprovecho para irme también. ── Ya tenía la mochila en su espalda, en las correas tenía bordados el escudo de su anterior club y la bandera de su país.

Le pareció tierno, como teniendo un recordatorio permanente de dónde vino y dónde se formó. ¿Logran entender? estas pequeñas cosas hacen a Enzo un tipo agradable.

Hoy estaba de tan buen humor, que no pensó en sus palabras, no logró procesar del todo la idea antes de que su boca no la suelte.

──¿No quieres ir hoy a algún lugar? a dar una vuelta por ahí, como dices tú, ya sabes, para recorrer un poco.

Hubo un destello brilloso en los ojos de Fernández, casi podía ver las orejas de perro saliendo de entre sus plateados cabellos y una cola moviéndose alegremente asomándose de su espalda, estaba tentado a hacer un comentario al respecto pero sería muy extraño.

Rápidamente desapareció en una mueca. ──Me encantaría, pero hoy juega el Manchester y no me lo puedo perder, es como perder un partido de River, imperdonable.

Alzó una ceja. ──El United no jugaba en estos días...

Rió suavemente. ──Lo amo mucho al Licha, pero no estoy hablando de su equipo, juega el City.

Y, de forma mágica, todo el buen humor se le drenó de golpe. La idea aflora en su cabeza, una observación más que obvia pero que por alguna razón no deja de molestar... lo mira únicamente por Álvarez. Esto no le debería de molestar, y no le molesta, pero siempre está jode y jode con que vayan a tomar algo por ahí o simplemente conocer más de Londres, ahora lo rechaza para ver a su "amigo" en la televisión.

Tenía ganas de estamparlo contra los casilleros y que deje de hablar un minuto de ese condenado jugador. Lo peor es que él y Álvarez tenían la misma edad, era tener lo mismo de distinta nacionalidad.

──Juli me pidió que le diera ánimos desde acá con mi hija y que le mande fotos, ¿cómo me le voy a negar? ── La voz se endulza al mencionar a su hijita, la sonrisa crece en su rostro y João olvida momentáneamente que está enojado. ──¿Podemos dejar para otro momento?

Usar la carta de su hija es sucio y bajo, sin embargo, logró a ablandar su mal humor.

──De acuerdo...

──Dejamos para mañana sin falta, me tengo que ir porque vos estas como planta acá. ── Automáticamente lo despidió con un beso en el cachete, rápido se dio cuenta de lo que hizo. ──Ah, perdón, la costumbre.

Dijo algo pero ni él lo registró, se había quedado viendo como la cara canela de Fernández se volvía roja por la vergüenza de que se le escape una pequeña costumbre de, pero, se había olvidado el porqué estaba enojado con Enzo...

Hasta que lo recordó. Álvarez, el pan sin sal.

insuportável | Fernández × FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora