24 - Muertos vivientes

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A horas tardías de la noche, Evan subió al tejado de su mansión. Considerándose un ente supremo, alzó los brazos y clavó la mirada en el infinito. Aquella espectacular madrugada, donde las estrellas resplandecían en el firmamento, anunciaba una noche sangrienta.

Gracias a la visita de Elisa, Evan supo que Storm Company había movido ficha al ponerle una diana en la espalda. El científico intuyó que planeaban manchar su nombre, convertirlo en el chivo expiatorio de los crímenes de la empresa. Además, pretendían valerse de las propias fuerzas gubernamentales para darle caza como a un vulgar terrorista y enjaularlo como a un animal destinado a ser presa de experimentos inhumanos.

Una vez más, la empresa que en una ocasión consideró su hogar volvía a traicionarlo. Aquel acto no hizo más que acelerar el destino que había elegido para la humanidad. Antes de que Storm Company denigrara su nombre, él mismo se revelaría al mundo y comenzaría la atroz reforma de este.

—Llegó el inicio del juicio final. Adelante, hijos de la humanidad. Arrasad junto al nuevo amanecer de la nueva era que recae sobre vuestros creadores. ¡Sembrad el terror en los despreciables humanos!

Los muertos que hasta entonces habían permanecido ocultos en los suburbios de la ciudad bajo el control telepático de Evan invadieron los callejones a su voluntad. El científico liberó de sus grilletes a decenas de seres que deambulaban sin alma, apestando a putrefacción y hambrientos como leones. Los desplegó por la ciudad y les concedió el libre albedrío para que actuaran según sus propios instintos. Él se limitaría a contemplar el pánico a través de aquellos múltiples ojos de mirada vacía.

Vagabundos, jóvenes borrachos que ponían fin a su noche de juerga, dependientes de tiendas que no echaban el cierre en todo el día y sus clientes, personas que esperaban el primer metro; en definitiva, todos aquellos que merodeaban por las calles a esas horas se convirtieron en las primeras presas de los despiadados ataques. Un abuelo que compraba pan fresco para el desayuno de sus nietos, un oficinista que se dormía en las vías del metro después de largas horas de trabajo, una prostituta que terminaba un servicio, un joven tirado en la acera que vomitaba a causa de la resaca, un atracador y su víctima en un callejón. Ninguno escapó de la voraz acometida de los muertos.

Los gritos y las incesantes llamadas a emergencia se convirtieron en alarmas para las Fuerzas del Orden Público. Las calles se cubrían de sangre y restos humanos. Muchas personas corrían despavoridas, incapaces de comprender lo que sucedía, pero siendo conscientes de que debían huir del horror. Otras forcejeaban en el suelo para luchar por sus vidas o se paralizaban al ver cómo le desgarraban el cuello a alguien antes de terminar en una situación similar. El caos que reinaba en las calles parecía el fruto de una oleada de anarquistas y terroristas que habían decidido tomar la ciudad, aunque sus desagradables aspectos y su salvajismo generaban un gran desconcierto. Las fuerzas de las FOP emplearon munición no letal y recibieron órdenes de capturar a los agresores.

Ethan y su equipo acudieron al cuartel general de las CES debido a una convocación urgente de todos los agentes del cuerpo. Aunque las noticias que ocupaban los principales canales de televisión los tenían estupefactos, ellos apenas presenciaron algo de lo que ocurría porque se desplazaron por una zona de la ciudad que aún no había sucumbido al caos. Todos, sumidos en un estado de tensión, se equiparon y se reunieron con el resto de las unidades. El coronel Xavier Clement aguardaba en el patio del establecimiento para transmitir el comunicado a sus subordinados personalmente. Tras encender una gigantesca pantalla, inició su discurso.

—Agentes, tenemos una misión importante, probablemente la más importante que hayamos tenido en la historia. —El coronel respiró hondo—. Imagino que la mayoría está al corriente de lo que sucede en la ciudad, pero la situación es peor de lo que parece. No han pasado ni tres horas desde que se reportó el primer ataque y los informes indican que la amenaza ya supera media isla.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora