05 - Tarde libre

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Stuart despertó con una ligera resaca. Su novio James dormía desnudo y como un bebé a su lado. Lo miró, sonrió y abandonó la cama cuidadosamente. Tras ponerse los calzoncillos, miró por la ventana y vio que empezaba a amanecer.

―Joder, si es tempranísimo. Mejor desayuno algo... Mei ―murmuró.

El pecoso informático se dirigió al salón de su apartamento moderno, cuyas sala y cocina se dividían por una isla. El hogar, además, tenía un baño cómodo y la habitación era lo suficientemente grande, ideal para una pareja joven sin más ambiciones.

Mei dormía en el sofá. Stuart, cauteloso, se sentó a su lado y la contempló con detenimiento. En una caricia, le deslizó los cabellos que cubrían su rostro por detrás de la oreja. Tentado por un impulso que solía reprimir, encaminó los dedos hacia los pequeños y carnosos labios de la médica. Continuó descendiendo por su fino cuello. Sin darse cuenta, estaba descubriendo su escote y dibujando la silueta de sus pechos. Entonces, Mei bostezó y se estiró.

―¿Stuart? ―Lo reconoció al entreabrir los ojos―. ¿Qué haces? ―dijo con tono perezoso.

―Joder, Mei, eres tremendamente bonita. Espero que no te enfades conmigo cuando te incordio. Sabes que en realidad pienso que eres una excelente profesional ―expresó Stuart mientras jugueteaba con los cabellos de ella.

―Somos amigos, no me enfado... Ay, me duele mucho la cabeza, Stuart ―se quejó Mei, arrugando la cara.

―Bebes demasiado. Te traeré una pastilla y te prepararé algo para desayunar.

―Gracias, Stuart.

―De nada, pídeme lo que necesites. ―Stuart se puso de pie, pero Mei lo retuvo con una ligera risa que escapó a su control―. ¿Qué pasa?

―Mírate. Ahí. ―Mei señaló su miembro viril. Stuart, avergonzado, se cubrió la zona íntima al percatarse de su erección―. ¿Una noche intensa con James?

―Es el estiramiento matutino ―mintió Stuart, adornando las palabras con un tono bromista―. Mejórate pronto. Hemos quedado en casa del jefe esta tarde.

―¿Sí? Uf, pero necesitaré ir a casa para ducharme y cambiarme. ¡Qué pereza! ―dijo Mei, despertando la risa de su amigo.

―Puedes quedarte aquí. Tenemos una ducha, ¿sabes? Abajo hay varios mercados. Te acompañaré para que te compres algo y un bikini. James tardará en despertar, así que tendremos tiempo ―propuso Stuart y le acercó una pastilla con agua―. Ten.

―Gracias... Acepto tu plan... Oye, otro día te cocinaré algo rico para compensarte por esto, te lo prometo.

Ambos compartieron el desayuno cuando Mei se encontró mejor. Stuart disfrutaba con su compañía, pues ella lo hacía sentirse relajado, alegre y optimista. Después de saciar el apetito, la médica decidió ducharse. El antiguo hacker la imaginó bajo el agua mientras recogía la cocina.

―Y pensar que hace casi dos horas estaba hecha una mierda en el sofá ―comentó Mei tras salir del baño.

―No es que hayas mejorado mucho ―bromeó Stuart.

―Qué gracioso ―dijo Mei con ironía.

―¿Lista para ir de compras?

―Sí. ¡Ikou!

Pasearon por la cuadra del edificio, que resultaba llamativa por ser una calle comercial que atraía a miles de personas. Había varias peluquerías que ofertaban un servicio especial para teñirse los cabellos, la moda del momento. Entraron en una tienda de ropa, donde Mei se compró un conjunto veraniego. Luego, fueron en busca del bikini.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora