Llegar a casa de los Huang no fue tan tardado como Jeno creía. Ambos se miraron cómplices al bajar del vehículo, debido a que un auto gris los seguía aún. El mayor pensó en lo doloroso que debía ser para Yukhei estar resignado a una vida sin su verdadero amor. Él lo sabía, se amaban y se notaba a leguas, pero las familias poderosas tendían a creer que podían comprar y vender hasta personas, sin tener en cuenta los sentimientos, siendo tratados como lo que se creía que eran; objetos. Lamentablemente, su familia también era del tipo que creían tener el poder; Su madre rompió con aquella cadena al imponerse ante su abuelo y casarse sin mirar atrás con su padre. Lee rogaba que Yukhei no fuera del tipo de personas a los que le preocupaba más tener su cuenta bancaria llena y no arruinar sus vidas casándose con quien no amaban. Pero ¿él mismo sería capaz de imponerse ante su abuelo algún día, diciéndole, no sólo que no se casaría, sino que le gustaban los hombres?. Esperaba poder hacerlo.
El hermano de Yuqi era muy tímido, ella siempre lo aclaraba en caso de que alguno de sus amigos se sintiera ofendido por su silencio. Pero a Jeno le parecía bien, no es como si estuviera allí para hacer amigos, solo era un favor y ya. Fue recibido con cariño por parte de toda la familia, siendo tan hospitalarios que Jeno se avergonzaría demasiado rápido cada que alguna de las señoras le preguntaba si tenía hambre o las sobrinas de la señora Huang se reían y cuchicheaban sonrojadas entre ellas. El ambiente era tan familiar que se sentía envidioso de la familia por saber separar las riquezas de el amor. O combinarlas, no lo sabía.
-Yu, necesito ir al baño...- Quizás bebió demasiada agua o quería darle espacio a su amiga para que conversara con su familia luego de tanto sin verse.
-Claro, en la entrada hacia el comedor, subiendo las escaleras, la segunda puerta a la izquierda.- Luego de la clara indicación de su amiga, caminó hacia el interior de la casa, algo tímido al ser ajena a él. Fue entonces, camino a las escaleras, que escuchó una voz algo conocida para él. No. Él alucinaba. Era eso.
-¡Papi! ¡Papi!- Podía ser la voz de cualquier chico, pero hacía sólo dos noches que su Injun le había llamado desesperadamente de esa forma. ¿Podría ser él?. "Mi papá está organizando un almuerzo y vendrán familiares". - ...¡Moomin no!, ya basta.- El estómago del mayor se revolvió al oír aquel nombre. Ese definitivamente era el nombre de el gato de Injun. Se acercó en zancadas hasta el origen de aquella batalla que tenía esa voz, pero llegó en un extraño momento, pues a quien vio no fue Injun, sino aquel chico que se había vuelto su pequeño pero maduro amigo, Renjun, en el suelo, refunfuñando algunas cosas.
-¿Renjun?-. Soltó casi en un suspiro, respiración ahogada, no lo sabía. El pequeño levantó la mirada y en cuanto se encontró con la del adulto, se vio sumamente confundido.
-¿Señor Jeno?.- Bueno, al menos ambos estaban igual de sorprendidos. Pero el nombrado estaba algo perdido, si bien el camino a casa de los Huang se le hizo conocido, no le dio mucha importancia. Lo que sí lo tenía en las nubes, fue lo parecida que era la voz de Renjun a la de su gatito y, hablando de ellos, el gato que acababa de regañar Renjun, se llamaba exactamente como la mascota de Injun. Jeno se sentía tan extraño y su antena imaginaria se había puesto alerta ante aquello.
-¡Lonyin!- Yuqi apareció detrás de ellos, con una expresión emocionada por ver a aquel niño con el rostro confundido. -¡Mi bebé! ¿pero qué haces en el suelo?- Lo tomó del brazo y juntos se pusieron de pie. Al no recibir respuesta coherente del menor, notó la circunstancia en la que estaban y observó a Jeno, quien tenía la misma expresión que Ren. -¿Se conocen? ¿Nono?- Ambos se observaron por unos segundos más y entonces sonrieron, Jeno veía nuevamente aquel bonito niño, aunque no se había imaginado de esta forma su encuentro, estaba alegre de verlo de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Injun!!! ·NoRen·
Ficção AdolescenteRen tiene una vida tan aburrida y gustos tan caros, que al final se decide por presionar en "Crear perfil" en aquella página llamada "Sugar Candy!"
