•JACK FROST•

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Llegué con los guardianes, los cuales corrieron hacia mí.
—¿Qué pasó? ¿Lo lograste? —preguntó Norte.
—¿Acaso dudas de mí? —todos se alegraron.
Les conté el plan de Pitch. Todos se quedaron perplejos ante tal plan tan macabro.
—¿Estás seguro de que escuchaste bien? —preguntó Hada algo atemorizada.
—Nunca pensé que Pitch se atreviera a tales atrocidades. —comentó Conejo.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Hada.
—¿Sabes algo más, Jack? —me preguntó Norte.
—Por ahora no. —respondí.
—Tendrás que finjir un poco más, al menos hasta que sepamos cómo atacar. —yo solo asentí.
Al día siguiente, me dirigí al lugar donde había conocido a Juno. Era otoño, por lo tanto, yo no tenía nada mejor que hacer.
Me senté en una rama de un árbol de fuego que estaba ahí.
Estaba tranquilo viendo a los niños jugando mientras pensaba en qué hacer cuando escuchó una voz familiar.
—¡Jackie! ¡Qué linda sorpresa! ¿Qué haces aquí? —exclamó Juno debajo del árbol mientras me miraba, la volteé a ver.
—¿Juno?
—Jack. —me dijo con una sonrisa coqueta.
Juno subió hasta donde yo estaba con ayuda del viento, se quedó de pie a mi lado. —¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara larga? —me preguntó Juno al ver que estaba bastante serio.
—No te importa. —Juno suspiró.
—Jackie, Jackie, Jackie... ¿Qué voy a hacer contigo?
—¿Eh? —volteé a verla.
—No te entiendo, es decir, los humanos nunca te apreciaron realmente y aún así luchaste por protejerlos... ¿Solo para qué? Terminaste haciendo lo mismo que intentaste atacar.
—No lo sé... Tal vez no todos sean malos...
—Yo sé cuál es tu problema.
—¿Cuál?
—Eres muy blando. —dijo Juno bromista. Yo sólo reí.
—¿Tú crees?
—Lo sé. —Juno arrancó varias flores del árbol y las extendió hacia mí. —No siempre hay que ceder, Jack. En un mundo tan egoísta como el de ahora, es mejor no darte por vencido. —tomé las flores.
—No todos son así, Juno. Aveces tienes que ver más al fondo. —Juno sonrió.
—No lo sé. En doscientos mil años solo e visto gente preocupada por sus propios ideales.
—Aveces hay más de lo que se puede ver.
—Tal vez... —la sonrisa de Juno cambió a un rostro serio. Me miró. —¿Por qué aceptaste, Jack?
—¿Por qué acepté qué?
—¿Por qué aceptaste el plan de Pitch? —Jack bajó la mirada. Quería decirle, pero no podía. Miré las flores.
—Creí que eran los hombres los que daban las flores. —Juno rió.
—Eres más patético de lo que creí. —Reí.
—¿Nunca has pensado en qué hubieras hecho si no estuvieras muerta?
—La verdad sí. Pero supongo que no puedo hacer nada al respecto.
—Lo sé... —miré a Juno. —Eres buena en el fondo, Juno. Siempre hay otra manera.
—A la gente le asusta la muerte, Jack. Nunca creerán en mí. Al menos no como algo bueno.
—La muerte es el destino de todos, ¿No? No hay por qué temerle a algo que pasará tarde o temprano. —Juno sonrió. No era su clásica sonrisa sarcástica o burlona, esta era sincera y al mismo tiempo demostraba dolor.
—He existido muchos años, Jack. Al principio era increíble para mí, pero... Tanto tiempo se siente... Eterno. La soledad se siente... Sola. No tengo amigos, ni familia, no tengo nada, Jack. Ni nunca lo he tenido. Llega un punto en el que se vuelve insoportable...
—Te entiendo, Juno. —me levanté y me acerqué a ella. —Pero ahora me tienes a mí. —tomé sus manos las cuales estaban cubiertas por sus guantes. —Y prometo jamás dejarte sola. —Juno me sonrió. Al fin pude verla realmente: una chica linda y tierna que odiaba sentirse sola. Se parecía mucho a mí. Pero yo no iba a dejarla.

Espíritu de la muerte♧ (Jack frost)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora