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Tal y como Odasaku se lo habia informado, no volvio a verlo durante el transcurso de esas dos semanas, a veces recibia alguna que otra carta que le era entregada por Furiidamu Tenshu (Pops) el dueño del restaurante de abajo.
No sabia como era que le llegaban las cartas, y mucho menos como enviaba de regreso las contestaciones del albino.

Lo unico que tenia claro era que Sakunosuke y el, se mensajeaban cada que podian con cartas, la comunicación mediante llamadas estaba prohibida a menos que fuera de suma emergencia debido a que este le habia explicado en uno de sus tantos mensajes que por su trabajo debia de mantener un perfil bajo, no pregunto, mucho menos volvió a tocar el tema, simplemente lo finalizo confiando en la palabra de su mayor.

Atsushi se acostumbro a despertar mucho mas temprano y asi podia ayudar al dueño del restaurante con la preparación de los alimentos para el resto de pequeños, hasta que eventualemente llegaron a un acuerdo, el cual consistia en que Pops le traeria el mercado de la semana y asi el albino se encargaria de cocinarles a los menores, a pesar de que al inicio el hombre se nego, no pudo evitar aceptar y darse por vencido despues de las súplicas que el menor le daba, argumentando que asi aligeraria su carga y el seria mas útil.

Dos semanas mas transcurrieron, las cartas disminuyeron pero no desaparecieron por completo.

En la ultima, Odasaku le habia escrito explicandole que tenia un trabajo que realizar y no podria recibir sus cartas de la forma convencional. En otras palabras, mandaría a alguien a recoger su respuesta.

Atsushi intento ser optimista e ignorar la angustia latente que sentia, esperando que nada le pasara al pelirrojo, mientras aguardaba porque el pastel que estaba horneando para los pequeños —los cuales se encontraban jugando como de costumbre— tomo un descanso tomando asiento en el comedor, mientras hacia tiempo en que la persona designada a recoger la carta para Odasaku llegaba.

Pasaron algunos minutos hasta que el timbre sono, ansioso primero se percato de que aun el pastel no estuviera aun listo, tranquilizandolo ligeramente que aun faltaran diez minutos. Despues de checarlo se apresuro en abrir la puerta, si mantenia una fisonomia amable y alegre, al su posar su vista en aquellos ojos cafe que tendian más a carmin, su sonrisa se borro siendo reemplazada por una mueca de desaprobación y clara decepción.

El castaño le sonrio con superioridad y bufo burlon, alegre de haber destrozado las expectativas del menor.

–¿Oh? ¿Que pasa con esa expresion, acaso esperabas a alguien mas? —no podia evitar reírse de el—.

Nakajima suspiro, apartandose para dejar que ingresara su inesperado y para nada bienvenido invitado, tomo un gran bocado de aire y cerro la puerta para seguir el caminar del mayor.

–Me sorprende que hayas logrado manejar la responsabilidad de cuidar a unos niños mas pequeños que tu, parece que no eres tan inutil despues de todo —mientras lo decia analizaba cada rincon de la casa que su vista le permitia, a la vez que tomaba asiento en el puesto que momentos atras habia sido ocupado por el Nakajima—.

El albino ignoro lo dicho mientras se acercaba con la carta en la mano, extendiendola.

Osamu borro su expresion burlona y lo miro con una ceja levantada con clara ironía.

–No me mires asi —refuto—, es esto por lo que viniste en primer lugar, espero y si se la entreges.

El castaño la tomo, examinandola minusiosamente.

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