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Odasaku no esperaba encontrarse con el lider de Mimic cara a cara en su mision de rescate a Akutagawa, mucho menos que este le pidiera un enfrentamiento.
El pelirrojo le habia rechazado tal petición, pues si deseaba ser escritor no podia permitirse manchar sus manos. Se retiro con el muchacho minutos despues, ignorando que el lider de aquella organizacion no aceptaria una negativa como respuesta.

Atsushi no había visto a Sakunosuke pues desde su última visita ya habían transcurrido un par de dias, el albino para este entonces ya era un apuesto muchacho de quince años —próximo a los 16—, permanecia cuidando de lo menores quienes lo veian como una especie figura paterna a estas alturas, algo que ya se venia venir, después de todo este era quien se encargaba de ellos.

La mañana trancurria con naturalidad, los niños jugando mientras el se ponia en marcha para preparar el almuerzo, mas el albino sintio que habia algo fuera de si, una corazonada que le advertía del peligro incluso antes de que este detonara.

Le resto importancia pues no era tan fuerte como para preocuparse, evitaba pensar en ello centrando su mente en lo que estaba haciendo, con el paso de los minutos la angustia iba aumentando, segundo a segundo y minuto a minuto, el tiempo se congelaba a su vista.
Sin poder ignorarla por mas tiempo, aquella opresión que amenazaba con  cortarle su respiracion definitivamente, lo impulso a ir a la habitación y sin el poder retenerla o tener control de su propio cuerpo, fue a revisar a los menores.

Sus pasos eran largos y apresurados hacia la habitacion de estos, abrio la puerta desesperado, inhalando y exalando el aire que retenia al verificar que estaban todos.

Parecia que las cosas habian calmado las aguas alborotadas en su cabeza, pero su agudo oido no se lo permitio, en el piso de abajo se escuchaba una discusion, sin saber muy bien de que se trataba solo se concentro en que todo su cuerpo le alertaba que el peligro estaba alli afuera, acechandolo, y que en cualquier momento el contador llegaría cero.
Corrio hasta la cocina por algo para defenderse y apago la estufa en donde momentos atras habia estado preparando la comida, regresando con los menores, quienes se asutaron ligeramente al ver al mayor con un arma.

Atsushi les dirigio una mirada suave, tranquilizandolos, cerro la puerta con seguro y oculto a los pequeños detras suyo, dispuesto a dar su vida si eso le daba tiempo a Sakunosuke para llegar.

–Alguno contacte a Oda-san, el celular esta aqui dentro, ¿no? Avisenle —ordeno sin mirarlos, con las manos temblorosas sostenia el cuchullo lo mas firme posible—.

Los menores negaron entre si, tal parecia ser que el aparato se hayaba en el restaurante, claro que esto el albino no sabia, jamas tuvo necesidad de usarlo.
Antes de que alguno le diera tal aviso, se escucharon pasos, tal vez se hubieran calmado pensando que era Pops mas sonaban acelerados y demasiados como para tratarse una sola persona.

Los menores temblaron, posiblemente por el miedo que de alguna forma les transmitia su mayor.

–No se preocupen mis niños—controlo su temor para que su voz no sonara angustiada—, todo estara bien, yo los protegere—giro su rostro para darles una calida y reconfortante sonrisa—.

Los menores se apegaron a su cuerpo, sintiendo el calor que este emitia, relajandolos.

Odasaku por su parte recibio un mensaje y el lider de Mimic era el que se lo habia enviado.

"Si te niegas a enfrentarme hasta la muerte, no tendre otra opción mas que forzarte. Esos niños sufriran las consecuencias si te niegas a mi petición por segunda vez."

❣︎ℂ𝕦𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕞𝕖 𝕣𝕖𝕔𝕦𝕖𝕣𝕕𝕖𝕤❣︎ Where stories live. Discover now