Dieciséis

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-Te ves mucho mejor- le dijo Zarbon poniéndose de pie.

-Al fin resultó ser solo un esguince, aunque el doctor dijo que debía cuidarme y tomar la medicina que...- Mali calló, pues los medicamentos que le dio el doctor debieron haber quedado en la sala del hospital donde ella estuvo descansando lo que significaba que los había dejado atrás. Pero se equivocó.

Bardock lo había olvidado. Lo recordó cuando ella lo mencionó por lo que dejó el equipaje en el piso para buscar algo entre su ropa y con ello en la mano avanzar hacia la muchacha.

-Aqui están- le dijo y pasó por su lado para acercarse al fuego. Hacia bastante frio esa mañana.

-Gracias- le contestó Mali regalandole una sonrisa que él respondió igual. Algo que a Zarbon no le cayó para nada bien.

La muchacha reviso los medicamentos descubriendo debió haber tomado dos por la noche. Despues de tomar las pastillas que le correspondían siguió contándole a Zarbon acerca de las cosas que habían traído. Él la oía y Bardock la miraba de reojo. Su calma y entusiasmo eran casi contagiosos a ratos. El saiyajin acabó recordandole que se suponía ella tenía que descansar cuando la vio comenzar a ordenar las cosas y ella se detuvo observando todo eso con cierta preocupación. No confiaba mucho en esos dos para organizar las cosas, pero prefierio no esforzarse yendo a sentarse a la cama.

-Bardock- llamó la muchacha- ¿Te importaría lavar mi bota en el arroyo?- le preguntó mientras se desprendía del objeto.

Bardock no contestó pero se apartó de la chimenea para ir hacia ella y recibir la bota, mas antes de llegar allí Zarbon lo apartó diciendo:

-Yo me encargaré de eso. Tú limpia y organiza este lugar.

Mali se quedó viendo un poco raro a Zarbon que le extendió la mano para pedirle la bota. Ella se la dio y él dejó la cabaña para volver un rato después, pero para entonces Mali estaba dormido. Zarbon dejó la bota junto a la cama y cubrió, a la muchacha, con una de las mantas que ella había llevado del camper. Fue un gesto bastante gentil y hecho de manera muy delicada. Bardock, que ponía las latas de alimentos sobre la mesa, lo observó con atención. Era obvio que a su superior le atraía la chica. Algo curioso por lo bajo. Y también fastidioso.

-Sigueme- le ordenó Zarbon al pasar detrás de él hacia la salida.

Bardock dejó lo que hacía y fue tras él. Terminaron sentados en unas rocas que estaban del costado de la cabaña y que parecían servir para encender, entre ellas, una fogata.

-¿La trajiste de vuelta por la fuerza?- le preguntó Zarbon.

-No- contesto Bardock de forma seca y creyendo era obvio no había sido así.

Zarbon no dudo de sus palabras. Solo estaba corroborando. Después, y cruzando los brazos, le preguntó por qué había regresado tan rápido cuando lo había enviado a las montañas. Bardock le contó de su hallazgo y de como la consola todavía funcionaba, pero que dejó de hacerlo poco después de que él comenzara a desplazar el material del alud para extraerla.
Aquello lleno de esperanzas a Zarbon.

-¿Usted crees que vengan por nosotros?- le preguntó Bardock intentando sonar lo menos insolente posible.

-Este sector no es considerado de interés por el gran Freezer- respondió Zarbon- La mayoría de los planetas de esta galaxia y en especial este sistema solar no tienen mucho que ofrecer al imperio, así que es muy poco probable que una nave pase lo suficientemente cerca para captar la señal de emergencia- le explicó, pero se llevó la mano a la barbilla como para pensar mejor y después de unos segundos levantó la cabeza con ánimo renovado- ¡Las naves de abastecimiento!- exclamó- Las naves que abastecen de suministros a las colonias o tropas de ocupación tienen rutas por este tipo de áreas y cuentan con sistema de comunicación de mayor distancia. Es posible que una de ellas pueda captar la señal de auxilio...

Era para mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora