Diesiocho

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Mali se quedó callada. Su rostro se puso un poco rojo al oír esas palabras. Por un momento metió la cabeza entre los hombros y echo la espalda un poco hacia atrás intentando tener espacio para poder digerir mejor lo que acaba de oír. Después de unos minutos y bajo esos ojos dorados, Mali casi se echó a reír. Le sonó muy absurdo que él le dijera era la persona más hermosa del universo, sabiendo que en realidad no era una mujer atractiva. Pero eso ocurría en ese mundo. En la Tierra. Los estándares de la Tierra no tenían porque ser los del resto de el universo. Sin embargo, lo relevante era lo otro. Y a eso no supo como reaccionar.

La mano de Zarbon acabó tocando su mejilla. Estaba helada y aunque no le agrado el contacto por su aversión a los reptiles, Mali no se apartó ni mostró rechazo a ese contacto. Ni siquiera cuando el pulgar de esa mano acaricio sus labios. Tal vez no se atrevió a responder para no ofenderlo o bien, como esperaba Zarbon, no sabía que responder. Esa posibilidad era mejor al rechazo.

-No te vayas todavía- insistió.

-¿Quedarme?- repitió Mali tomando el antebrazo de Zarbon con sus manos para apartarlo de ella, pero con cuidado- Yo...

Un disparo en la distancia los hizo mirar hacia la cabaña. El estruendo vino de esa dirección.

-Bardock- murmuró Mali preocupada y se levantó para caminar hacia allá, pero al escucharse un segundo tiro Zarbon la tomó por el hombro.

-Quedate aquí- le dijo y se echo a correr en esa dirección sin saber porque. La vida de Bardock no le importaba ni un poco- No puedo creer que este haciendo esto por impresionar a una mujer- se reprochó un poco después y casi al alcanzar la cabaña.

Bardock se encontró con un par de guardabosques que dieron dos tiros al aire al no querer identificarse. Cuando Zarbon los vio se ocultó. Los hombres llevaban el mismo uniforme que Mali cuando él la conoció. No podían ser los malos del cuento si eran compañeros de ella. Posiblemente solo estaban patrullando el área y tropezaron con el Saiyajin que estaba parado frente a ellos, de manera desafiante, pese a que le estaban apuntando con sus rifles.

-Dinos de una vez ¿Quién eres?- le exigió uno de los guardabosques. Uno de barba y ojos celestes.

-Soy un leñador- respondió Bardock de manera cortante y recordando lo que Mali le había dicho días atrás.

Los guardabosques se miraron entre si y uno de ellos reviso un retrato hablado que habían hecho del atacante a una familia en un camper. Hay que decir que el dibujo no era malo, pero las descripciones dadas por la víctima no fueron muy exactas. El dibujo como que se parecía a Bardock, aunque no tanto así que los hombres no estaban seguros de si habían dado o no con el sujeto que buscaba la policía.

Desde su posición Zarbon observó un momento. Si esos terricolas mataban a Bardock por él, pues mejor. Sin embargo, a Mali eso no le iba a gusto nada así que decidió tomar su forma original para intervenir, mas cuando estaba por dejarse ver la muchacha apareció y él tuvo que saltar detrás de unos arbusto para que ella no lo viera así. Al arrojarse al suelo, sin cuidado, estuvo a centímetros de estrellar su rostro contra una plasta de excremento de algún animal. El pobre acabó soltando un grito de repulsión y levantándose tan rápido que perdió el balance y cayó sentado aplastando un caracol con la mano.

Mali escuchó el alboroto, pero no le prestó mucha atención debido a que temia a la reacción de sus compañeros. Cuando los hombres la vieron acercarse la reconocieron de inmediato y se mostraron muy sorprendidos de verla allí. Bardock miró atrás y siguió con la mirada a la muchacha hasta que ella quedó un paso delante de él.

-¿Qué tal?- les dijo levantando la mano como jefe indio.

-Mali- murmuró el más joven poniendo el rifle a su espalda.

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