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❝ CASI BESO ❞

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CASI BESO

                       DESPUÉS DE COMER, Astarte disfrutó del helado escuchando a Edward hablándole sobre música, el cobrizo se notaba verdaderamente apasionado por eso, pero más emocionado por ver el interés de ella en sus pensamientos, ella en v...

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                       DESPUÉS DE COMER, Astarte disfrutó del helado escuchando a Edward hablándole sobre música, el cobrizo se notaba verdaderamente apasionado por eso, pero más emocionado por ver el interés de ella en sus pensamientos, ella en verdad lo oía y en verdad disfrutaba.

—bueno, ya que hoy Edward limpió: Jasper, lava los platos; Alice, secalos; Rosalie, guárdalos; Emmett, junta la mesa —le pidió, Esme a sus hijos que gruñeron.

—Astarte ¿Gustas ir a ver el piano y las partituras? —le preguntó, Edward, levantándose con ella. Astarte miró a Carlisle y Esme.

—por favor, vayan —asintió, Esme.

Astarte sonrió y fue detrás de Edward a la siguiente habitación. La pelirroja admiró el limpio y hermoso piano que era la posesión más preciada del cobrizo, según él, no dejaba que sus hermanos lo toquen. Él caminó hasta sentarse allí y se movió a un lado, palmeando el banco a su costado, ella caminó hasta sentarse allí.

—¿Que sabes tocar? —le preguntó ella y él se encogió ligeramente de hombros, sus brazos rozaban un poco.

—Franz Liszt, Beethoven, Mozart... —Puso sus pálidas y fuertes manos sobre las teclas, acariciandolas con la delicadeza de una gota cayendo por el pétalo de una flor.

—¿Tocarias Mozart? —preguntó y él asintió.

—Don Giovanni entonces será —alagó él antes de comenzar a tocar.

Edward le dedicó una prolongada y exasperada mirada antes de volverse hacia las teclas. Astarte se dispuso a escuchar cuando creyó que el cielo le había abierto las puertas sin siquiera haber cruzado la línea de muerte. Los dedos de Edward revolotearon rápidamente sobre las teclas de marfil y una composición, tan compleja y exuberante que resultaba imposible creer que la interpretara un único par de manos, llenó la habitación.

El cobrizo se sumía en su pasión, hundido en la melodía tanto que envolvía a Astarte. La mujer sentía su corazón acelerado, como si la música la llenara de sentimientos que no sabía que tenía, encantada por la música que llenaba sus oídos y llegaba a su mente pero tocaba su alma. Era la cosa más bella que podría haber escuchado jamás en persona. Su piel se erizó y sus ojos amenazaron con lagrimear pero se aguantó. Magnificada por la situación.

𝐓𝐄𝐀𝐂𝐇𝐄𝐑'𝐒 𝐏𝐄𝐓; Edward CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora