Maniático

Mareado

-Un poco más de interacción con Kyoko-

Kakucho lentamente abrió sus ojos, se sentía un poco mareado y confundido, se sienta en la cama cuando un dolor insoportable le llegó a la espalda y caderas, ¿Por qué mierda le dolía las caderas? Se cuestiono, se fijo que en la habitación en la que estaba no era la de el.

En primer lugar ¿ Por qué estaba en la habitación de Izana? Segundo ¿ Que fue lo que pasó? Solo recuerda haber tomado el chocolate y de ahí vio todo volverse negro, ya no supo nada más.

Se levantó de la cama cuando sintió un líquido pegajoso entre sus piernas, se sonrojo de tal manera que parecía un tomate, un lindo y tierno tomate, por pura curiosidad se agacho y miro sus piernas, su sonrojo se intensificó cuando se dio cuenta de que aquel líquido pegajoso era Semen, no lo podía creer tenía semen entre sus piernas.

Su pensamiento vago hasta dar con tal pensamiento que hizo que se enojara a tal punto que se le salto la vena.

¿Y si me acosté con el maldito de Izana?

No, no, no tendría que pensar en eso, estaría loco, y si tiene razón, y si se acostó con ese maldito?, tenía miedo, mucho miedo, y si resulta embarazado, no, no era posible es hombre no tiene útero para tener una criatura en su vientre.

Es interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose, rapidamente se tapo con la sabana blanca de aquella suave cama, agradeció que solo era la mucama, que Izana le dijo que era "Su mucama personal" nadie más podía ser su mucama el le había asignado que mucama seria que lo acompañará por el resto de su miserable vida.

Con una suave voz le dijo
-¿Como te sientes?-dijo para cerrar la puerta
-Me duele mis caderas como el infierno-dijo con voz irritada
-Es normal, después de todo me imagino que fue tu primera vez-dijo mientras sonreía dulcemente
-!¡- se sonrojo, como sabía tal cosa?!
-C-como sabes-
-No te preocupes, nadie sabe más que yo, así que el secreto está en buenas manos- dijo guiñando un ojo, la mucama le había ganado mucho cariño hacia Kakucho, a pesar de conocerlo hace poco, se sentía aburrida ella sola, siguiendo ordenes, limpiando... peor que era una mansión que fácilmente se podría perder, pero desde que llegó Kakucho se sintió con compañía, le da pena que este encerrado en esa mansión en contra de su voluntad-
-Eso espero...-dijo con una sonrisa sincera-pero si no fuera molestia...-rapidamente la mucama entendió a la perfección-
-Oh! Si si, me avisas para entrar, yo estaré afuera-Gracias-dijo con sinceridad-.

Solo se cerró la puerta y rapidamente se levantó con torpeza ya que la sabana no le permitía tanta movilidad.

Finalmente entró al baño, le puso seguro por si acaso, Se quito la sabana, y se vio al espejo, era una imagen que no se podría quitar de la cabeza.

Todo su cuello estaba lleno de chupetones, al igual que su pecho, Sus pezones estaban hinchados, le ardía, su estómago también estaba lleno de chupetones, finalmente vio sus labios, aquellos labios rellenos estaba tan hinchados que pensó que se iban a caer, tenía un tono carmesí.

Su sonrojo fue fugaz, realmente estaba enojado, le quería pegar a Izana sin importar las consecuencias.

Se tranquilozo y trato de no pensar que pasó la noche anterior, le daba asco pensar eso, más que todo le dio asco pensar que izana recorrió sus sucias manos en su escultural cuerpo (xd).