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HA-YOON SALIÓ DEL BAÑO, estaba nerviosa, no estaba segura de lo que había pasado hace un momento, pero sabía que no era bueno.
Volvió a su asiento, Hyun-soo volteó su mirada para ver a la chica. Estaba cabizbaja y frotaba sus manos que no dejaban de temblar.
— ¿Te encuentras bien? Estás pálida.
— Yo... Estoy bien...
Levantó la cabeza, dándole una sonrisa sin mostrar los dientes. Se gano las preocupadas miradas de todos.
— ¿Sucede algo? - Preguntó al ver a todos en ese estado nervioso.
— Ay no... - Soltó Ji-soo como expresión.
— Ya díganme qué pasa.
— Ha-yoon... Estás infectada...
Aquella sonrisa que acompañaba el rostro de Ha-yoon se desvaneció. Su ceño fruncido ahora estaba presente.
— No, no lo estoy. - Dejó salir una risa nerviosa.
Sus grandes ojos tintados de negro, reflejaban tanto confusión como enojo.
— No te preocupes, estarás bien, solo no te alteres. - La señora Lim trató de calmarla. Intentó tomar su brazo pero Ha-yoon la alejó con agresividad.
La sangre comenzó a caer a cántaros de su nariz. Fue en el momento que se dio cuenta de la realidad. Trató de cubrir su nariz sin éxito alguno.
Su ropa se estaba manchando de aquel rojo carmesí, pero, que sin explicación alguna, a medida que iba cayendo, lo que parecía ser su sangre, comenzaba a tornarse azulada.
— ¿Esa es mi sangre? - Preguntó. Su voz y apariencia parecían desorientadas.
— Solo cálmate, nada pasará. - Dijo Ji-soo.
Su cuerpo cayó al suelo con cansancio. La sangre aún salía manchando los suelos.
La señora Lim cubrió tomó a ambos de los niños apretándolos en su pecho para que no vieran aquella escena.
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Habían pasado las horas. Ha-yoon había despertado, para cuando eso ya había oscurecido.
