Gemí con leve molestia y lo empujé para pasar, volviendo a mi habitación. Chat me siguió con entusiasmo.
—Tal vez quieras tomar una silla de abajo— sugerí, mirando por encima de mi hombro y haciendo un gesto hacia mi computadora. Sus ojos se ampliaron a mi set up y asintió, corriendo escaleras abajo. No pude evitar reírme. Podría ser increíblemente coqueto o pervertido, pero en realidad, Chat Noir es un gran idiota.
Chat entró a trompicones en mi habitación con una silla de comedor sobre su cabeza, luciendo ridículo. Me tapé la boca, tratando de no reírme mientras ponía la silla a mi lado.
—¿Entonces que estamos haciendo?— preguntó mientras iniciaba sesión en mi computadora. Sonreí y abrí la cámara. Sonrió y apartó mi mano del ratón. Hizo clic en el filtro de gato y resoplé de risa.
—¿Hablas en serio?— Pregunté, mirándolo con una leve decepción. Sonrió y se encogió de hombros antes de girar mi cabeza hacia la cámara. Las orejas de gato y los bigotes aparecieron en mi cara y él se rió. SE RÍO.
—Ya veo por qué somos almas gemelas. Ambos somos irresistibles como gatos— dijo y sonreí. Nos tomamos algunas fotos ridículas juntos antes de que su anillo finalmente sonara. Hizo un puchero y le di una sonrisa triste.
—Ojalá algún día no tenga que irme— dijo, haciéndome sonrojar. Sonrió y salió por mi ventana. Me recosté contra la silla en la que estaba sentado y sonreí brillantemente. Debo haber hecho algo increíble en una vida pasada para tenerlo como mi alma gemela. O tal vez haga algo increíble en esta.
Con una sonrisa, tomé la silla de Chat y la llevé escaleras abajo, colocándola en su lugar correcto antes de que Marie pudiera comentar al respecto. Hablando de Marie, ella y papá llegaron a casa, llevando víveres con ellos. Los seguí a las cocinas y ayudé a papá a guardar las compras.
—Escuché que tuviste un día emocionante—, dijo Marie. Giré la cabeza hacia papá, quien se encogió de hombros. Suspiré y bajé los hombros. Ella va a hacer un gran alboroto por eso, que es realmente lo que no necesitaba. Miré y observé mientras ella comenzaba a sacar los ingredientes para la cena.
—Lo hice, afortunadamente nadie resultó herido— dije, señalándolo. Ella asintió, estando de acuerdo conmigo. Decidí quedarme callada, esperando que no continuara la conversación.
—No me gusta lo cerca que estaban tú y ese chico gato—, señaló, haciéndome recordar cuando él estaba sentado a horcajadas sobre mí y me sonrojé. Me escondí en mi cabello castaño rojizo y casi dejo caer el cuenco que sostenía.
—Él solo me estaba poniendo a salvo. No lo conozco, Marie— dije tímidamente. Mi padre me miró y me encogí de hombros, sin saber a qué se refería. Marie tomó el tazón de mí y suspiró, asintiendo.
—Lo sé. Solo soy super protectora. Tienes la cabeza en las nubes, creyendo en toda esa mierda del alma gemela y del amor verdadero. Solo quiero protegerte—, dijo, tratando de ser amable, pero yo estaba profundamente ofendida. Me burlé y salí de la cocina, dirigiéndome a mi habitación. ¿Cómo se atreve? Cerré la puerta de golpe y comencé a caminar, tratando de calmarme.
Un golpe en mi puerta me hizo querer golpear una pared. Papá entró y suspiré, me miró como disculpándose. Me abrazó con fuerza y cerré los ojos, asimilando este momento padre-hija.
—No dejes que sus palabras te afecten. Tu alma gemela está ahí afuera y cuando te encuentren, no podrán dejarte ir— dijo en voz baja, besando mi cabello. Me reí, estando de acuerdo con él. Ya sabía que iba a luchar para aferrarme a Chat con todo lo que tenía.
—Papá, ¿Qué harías si encuentro pronto a mi alma gemela?— Pregunté, genuinamente curiosa. Se apartó y puso una mirada pensativa en su rostro, tocándose la barbilla. Me reí y él sonrió.
—Con mucho gusto lo aceptaría en la familia. Cualquiera que te ame tanto como yo o más siempre es bienvenido aquí. Aunque no quiero nietos hasta que sea mayor— bromeó, haciendo que un sonrojo subiera a mi cara.
—Papá, nunca he tenido novio. No creo que tengas que preocuparte por los nietos en el corto plazo— murmuré, avergonzada. Sin mirarlo a los ojos. Se rió entre dientes y me dio unas palmaditas en el hombro antes de llevarme abajo para la cena.
La cena estaba en silencio y Marie se negó a mirarme, lo que me irritó. Entiendo que no nos llevamos bien, pero al menos lo intento por el bien de papá. Lavé mis platos, besé la cabeza de mi padre y agarré algunos cómics antes de regresar a mi habitación. Me dejé caer en mi cama y abrí el cómic de Spider-man, me metí en él.
'Linda pulsera que te pusiste hoy'
Suspiré ante las palabras en mi mano. Ya me sentía mal por eso y él se había fijado en el brazalete. Tal vez solo estaba señalando que era lindo. No es como si supiera que era nuevo. A menos que viera a Adrien dármelo en el parque. Oh cielos Estiré mi brazo, agarrando un bolígrafo de mis cajones antes de quitarle la tapa.
'Gracias. Adrien me lo compro'
Bastante simple, ¿verdad? No está mal aceptar joyas de otros, ¿verdad? No sé. Nunca he hecho nada como esto antes. Me palmeé la cara y puse mi cabeza en mi almohada, gimiendo. ¿Y si arruino todo?
'¿Debería preocuparme por este chico?'
¡Maldita sea! ¿Cómo hago para que una persona segura de sí misma se sienta insegura? Debo tener un talento especial para convertir todo en algo incómodo.
'No, no es necesario'
Golpeé repetidamente mi cabeza contra mis almohadas. Debería irme a la cama y olvidar que esto sucedió.
'Me voy a la cama. Buenas noches Chatón'
Tiré mi bolígrafo por la habitación con ira y puse mis cómics en mis cajones antes de arrastrarme debajo de mi manta y rezar para que el sueño llegara rápidamente.
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With A Pen To My Arm II A. Agrest
Fanfiction-Eres un idiota, Adrien Agreste- dije con una sonrisa en mi rostro. Parecía confundido y no pude evitar la risa que brotó de mi garganta. -Estuve en conflicto durante mucho tiempo. Tenía sentimientos tanto por mi alma gemela, Chat Noir, como por mi...