𝟐𝟔. 𝐒𝐚𝐲 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐚𝐧𝐜𝐲 𝐦𝐞, 𝐧𝐨𝐭 𝐟𝐚𝐧𝐜𝐲 𝐬𝐭𝐮𝐟𝐟

439 59 18
                                    

▬▬▬▬ ❛ IS THIS THE END OF
ALL THE ENDINGS? MY BROKEN
BONES ARE MENDING WITH ALL
THESE NIGHTS WE’RE SPENDING❜ ▬▬▬▬

—¿Qué hora es? —Sus manos en mis caderas me tomaron con más fuerza y sin previo aviso guío mi cuerpo para que caiga otra vez sobre su miembro. —Mierda. —Arqueé mi espalda ante tal cantidad de descargas de placer que me consumieron en ese instante, escondiendo mi rostro en su cuello, sintiendo mi vista humedecerse.

—Me gusta como intentas no hacer ruido. —Besó el lóbulo de mi oreja, mientras sus manos movían mis caderas hacía adelante y hacía atrás. —Te he hecho el amor cada día desde hace dos semanas y sigues siendo mi mayor adicción, Alex.

—Cá-Cállate. —Apoyé mis rodillas sobre el colchón de mi cama y me impulsé con estas, empezando a saltar sobre su miembro, en un vaivén rápido, jadeando cerca de sus labios. —Es tu culpa.

—¿Ah sí?

—¡Sí! —Sus uñas arañaron con intención mis costados, sacándome otro jadeo, antes de que sus dientes tomen mi labio inferior y tiren de este. —Es… Es que cuando llegas del trabajo, esperas a que Heather se duerma y… Y…

—Y te encanta, ¿no? —En un movimiento me tumbó sobre la cama, acomodándose sobre mí, volvió a embestirme con salvajismo, dirigiendo él todo el movimiento, mientras mi cuerpo se estremecía por completo y disfrutaba del estarnos devorando el uno al otro.

Sí. Mierda, claro que sí.

—Piensas tan fuerte. —Su lengua delineó mis labios, apoyando sus manos a los lados de mi cabeza. Me mostró una sonrisa burlona, antes de robarme un pequeño beso. —Sabemos que te encanta, Alex.

—Idiota.

—Tu idiota. —Sonreí, rodando los ojos ante sus palabras. —Ahora sé bueno y no grites mucho, ¿vale?

—Uhm.

Y entonces sus movimientos se hicieron tan salvajes como un alfa en celo, aunque él no lo estuviera, sabía comportarse como uno. Una almohada, morder mi labio, besarlo o amarrar su corbata en la boca, nada evitaba que terminara gritando su nombre para cuando nos corríamos y su nudo me enloquecía hasta casi hacerme desmayar.

 Una almohada, morder mi labio, besarlo o amarrar su corbata en la boca, nada evitaba que terminara gritando su nombre para cuando nos corríamos y su nudo me enloquecía hasta casi hacerme desmayar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Rayos. —Gemí, aunque no precisamente por la misma razón que en la madrugada.

—Ayer no te quejabas tanto.

—George, cállate.

Dos semanas habían pasado desde que George me dijo que me amaba. Fueron dos semanas realmente hermosas, sí, aunque como siempre, todo lo bueno tiene su final. Me tocaba volver a clases y no deseaba pensar en cómo estarían esas personas que tantas excusas buscaban para hacerme sentir inferior.

Aunque ahora solo pensar en el inmenso dolor en la parte baja de la espalda de mi espalda tampoco era algo lindo para pensar.

—¿Ya te dije que amo lo precioso que te ves enojado? Ahora mismo podría detener el auto y…

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 | qnfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora