𝟑𝟐. 𝐘𝐞𝐚𝐫𝐬 𝐨𝐟 𝐭𝐞𝐚𝐫𝐢𝐧𝐠 𝐝𝐨𝐰𝐧 𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐚𝐧𝐧𝐞𝐫𝐬

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▬▬▬▬ ❛ WHY THE WOUND IS
STILL BLEEDIN’, YOU WERE THE
ONE THAT I LOVED ❜ ▬▬▬▬

—No pueden, ¿verdad? Ellos... Ellos no pueden...

Mi voz se oía ronca, entrecortada y rasposa, me dolía de tanto haber llorado y quizás gritado por el teléfono. Estaba seguro que fueron más de veinte veces las que llamé al número de George, número con el cual me había comunicado con él esa misma mañana, antes de que todo el tormento comenzara; y mismo número que ahora me repetía una y otra vez el mismo mensaje.

Nancy se quedó incluso cuando ya no debía hacerlo, después de ayudarme a levantarme del suelo en el que caí rendido ante la voz repetitiva del teléfono, caminé hasta el sofá y me dejé caer en este. Heather se trepó por un costado, se sentó sobre mis piernas y apoyó su pequeña cabecita en mi pecho. Colocó su manita a la misma altura y frotó su rostro contra mi camisa. No tenía idea de dónde ella había aprendido aquello, pero estaba feliz de que lo supiera, así sea por instinto propio, fue su suave y dulce aroma a bebé, a mi bebé, lo que hizo que no me consumiera en un estúpido ataque de pánico.

Después de que se durmió, la acosté y Nancy se fue, dejándome estable, citando sus palabras, volví a llamar a George al menos unas diez veces, todos los intentos fallaron. Traté de hacer lo mismo con Nick pero me decía que el usuario se encontraba fuera del área de servicio. Incluso pensé en llamar a mi madre, sentía que necesitaba a alguien diciéndome que todo iba a estar bien, alguien que calmara a mi asustado omega, que lo mantenga quieto y no siendo el causante de que mi corazón estuviera a poco de salirse de mi pecho.

Al final, llamé a Sammy y solté un gemido de alivio cuando me contestó. Le conté todo, completamente todo y más de una vez la oí sisear enojada y triste, sin embargo, ella tampoco podía hacer nada por ayudarme.

—Alex... No lo sé. —Dijo, después de un largo silencio. —Si él lo ha consultado, quizás-

—¡Samantha! —Reclamé, deteniendo sus suaves palabras. Ella intentaba que del modo que fuera, su confirmación no me enloqueciera. —¡Estamos hablando de Heather! Jonathan... Él, él nunca iba a ser un buen padre para Heather, eso si es que me dejaba tenerla siquiera.

—Lo sé, Alex, tú y yo sabemos eso. —Continuó. —Pero la justicia no, ¿entiendes? Él es un alfa, quieras o no, sigue siendo tu alfa y es el padre de Heather, porque lo es... Tiene su sangre. Jonathan puede explicar que le escondiste la existencia de su hija y te tomarán por un omega con algún desorden mental. Además: ¡Huiste! —Me reclamó. Iba a contestar, cuando siguió. —¡Claro que debías huir! ¡Pero eso el jodido mundo no lo entiende!

—Sammy. —La detuve. Sentí como mi vista se humedecía de nuevo. Ella tenía razón, incluso Jonathan tenía razón. —No-No pue... Pueden quitármela. —Dije, sin darme cuenta que ya estaba sollozando de nuevo, encogiéndome en el rincón del sofá, con el celular en la mano. —No pueden... Es mía. Thea es mía.

Ella me escuchó llorar en silencio, de vez en cuando, oía sus lejanos arrullos que no servían a través de una línea telefónica y sin embargo, tan triste como sonase, era lo único que tenía en ese momento. No George, no orgullo, no valor, nada... Solo el lamento de mi hermana menor y el temor de perder lo único que evitaba que me suicidara.

—Alex, hermano. —Dijo, después de un largo tiempo en el que no dejé de llorar en ningún momento. —¿Y si vas a buscar al padre de George? Me dijiste que era un gran tipo, si George y Nick no contestan, quizás él pueda ayudar, ¿no? Tiene influencias.

—Él es un omega, Sam. —Suspiré, sorbiendo por la nariz, pasando mi antebrazo por mis ojos, tratando de detener las lágrimas que parecían no tener fin. Sentía el mal sabor en la boca al expresarme de esa manera, más con mi mentalidad de que omegas y alfas somos iguales, sin embargo, así como iban las cosas, me di cuenta que el mundo no estaba listo para ese cambio, y que los omegas tampoco. —Y la madre de George, debe estar feliz de que él y yo no podamos comunicarnos, no le permitirá hacer nada.

𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 | qnfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora