𝐓𝐇𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 | qnf

𝟐𝟕. 𝐈'𝐦 𝐨𝐧 𝐦𝐲 𝐯𝐢𝐠𝐢𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐡𝐢𝐭 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧

▬▬▬▬ ❛ I DON’T START SHIT
BUT I CAN TELL YOU HOW IT
ENDS, DON’T GET SAD,
GET EVEN ❜ ▬▬▬▬

—¿Es-Está vivo?

Escuché vagamente la voz de Abigail, para después oír a Karl y Clay entrando al callejón, gritando mi nombre. Todo se volvió demasiado confuso para ese punto, era yo tratando de controlarme, calmar a mi omega interno que me pedía ponernos a llorar al ver el cuerpo de Tommy en el suelo, con los restos de lo que fue un ladrillo cerca de su cabeza.

No lo pensé, no lo planeé ni mucho menos imaginé que terminaría de ese modo. Cuando giré para entrar al callejón, Tommy me daba la espalda mientras golpeaba a Abigail, quien estaba tirada en el suelo hecha un ovillo, cubriéndose el rostro y el estómago. La rabia que sentí fue suficiente para que observe a mis lados, encontrándome con unos ladrillos viejos y abandonados apilados unos sobre otros, tomé el que estuvo más cerca y corrí hacía él, para el segundo en que los ojos de Abigail me miraron, ya el cuerpo de Tommy caía al suelo en cámara lenta, junto con el ladrillo roto.

—Demonios, Alexis. —Karl me tomó del brazo, sacudiéndome ligeramente. —Amigo, dime que estás bien, por favor. Mírame.

Salí del trance en el que me encontraba cuando su cuerpo rodeó el mío y me abrazó con fuerza, sentí su calidez y fue suficiente para aferrarme a la frágil espalda de mi amigo, dejando que mi omega sea libre, que mi cuerpo tiemble y que mis ojos se llenen de lágrimas contenidas, mientras le repetía a Karl que quería a George.

—Llámalo, ¿si? Llámalo, él puede ayudar.

Recordé que George tenía una reunión y que seguro para ese momento debía estar en ella, pero mi egoísta deseo pudo más, así que apenas un brazo de Karl me liberó, saqué mi celular de mi bolsillo y marqué al segundo número en llamadas rápidas. Pegué el aparato a mi oreja y al segundo timbre, escuché la voz de mi alfa, llenándome de una sensación de paz impresionante.

—Hey, bebé, ¿qué pasa? —Preguntó, preocupado. —Ahora deberías estar en clases.

—Lo siento. —Gemí, tratando de aclarar mi garganta. —Lo-Lo siento Geo, es que… Necesitaba- Necesito escucharte.

—¿Alex? —Su voz se escuchó mucho más alarmada. —Mi amor, ¿qué ocurre? ¿Por qué lloras?

—Mierda. —Llevé una de mis manos a mis cabellos y contuve la respiración por unos segundos, tirando de mis cabellos con algo de fuerza. —Es que… Él, fue él, él empezó a golpear a una omega y no pude… Mierda, George, no pensé- Bueno, sí pensé pero… Creí que no debía, no era bueno el-

—Permitirlo.

—Ujum. —Suspiré, apoyándome en la pared que estaba a mi espalda y observando a Clay auxiliar a Abigail. —No debía… Permitirlo.

—¿Te hizo algo? ¿Cómo estás?

—No, no. —Negué con la cabeza, aunque George no podía verme. —Él ni siquiera me vio, solo… solo lo golpee con un ladrillo que encontré, lo golpee en la cabeza y ahora está… Está en el suelo. Demonios, Geo. —Me dejé caer hasta que me senté en el piso, apoyado aún contra la pared. —Dime… Dime que todo estará bien. Vamos, dime.

—Todo está bien, mi bebé. —Asentí, pasando mi brazo por mis ojos para eliminar los rastros de lágrimas. —Me pone más tranquilo que no te haya visto, sabes cómo son los alfa, seguro luego buscaría venganza y yo no iba a permitir que te toque. Ni a ti, ni a Heather.

—Lo sé. —Sonreí, mientras le regalaba un gesto de agradecimiento a Karl. —Eres mi buen alfa.

—Y tú mi perfecto omega, Alex. Estoy orgulloso de ti.